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AFA bajo sospecha: Un torneo rodeado de decisiones polémicas, favoritismos y una grieta que ya nadie disimula
El avance de Barracas Central, los choques del Tribunal de Disciplina, las acusaciones de documentos falsificados y las advertencias de Caruso Lombardi reavivan la sensación de que en la AFA gobiernan la impunidad y los intereses cruzados antes que la transparencia deportiva.
Hace 1 hora.
El fútbol argentino vuelve a quedar envuelto en un escándalo institucional que expone una grieta cada vez más profunda dentro de la AFA. La clasificación de Barracas Central a los cuartos de final del Torneo Clausura, tras vencer a Riestra en tiempo extra, no solo avanza en lo deportivo: también avanza sobre un terreno minado por denuncias, favoritismos y decisiones que benefician —una y otra vez— al club ligado a Claudio “Chiqui” Tapia.
El cuadro del certamen incluso marca un posible duelo en semifinales entre Barracas Central y Estudiantes de La Plata, presidido por Juan Sebastián Verón, uno de los dirigentes más críticos de la actual gestión. Pero la tensión ya venía escalando: la dirigencia del Pincha denunció que la AFA utilizó un documento falsificado para justificar amenazas de sanción tras el “pasillo de espaldas” realizado frente a Rosario Central, protestando por el título inventado de Liga 2025 otorgado por la tabla anual.
El episodio derivó en la apertura de un expediente formal, notificado mediante el Boletín N.º 6793 Bis, que incluye a Verón, a la comisión directiva y a una docena de jugadores que ahora están bajo la lupa: Fernando Muslera, González Pírez, Cetré, Cristian Medina, Lucas Alario y otros. A todos se les exige un descargo por “incumplimiento de protocolo” pese a que la propia protesta se originó en una decisión de la AFA cuestionada por buena parte del ambiente.
El reglamento interno es claro: el pasillo debe realizarse mirando a los homenajeados, sin gestos de burla o provocación. Pero lejos de cerrar la grieta, la sanción profundiza la idea de que la autoridad del fútbol argentino se usa como herramienta disciplinadora contra quienes no se alinean con la conducción de Tapia.
A esta controversia se suma la explosiva figura de Ricardo Caruso Lombardi, quien desde hace años denuncia manejos oscuros dentro de la AFA. Días antes del cruce entre Douglas Haig y Atlético Rafaela, Caruso volvió a apuntar contra Chiqui Tapia y advirtió públicamente que el equipo pergaminense sería perjudicado en la Reválida del Federal A. Según su versión, el ascenso de Rafaela estaría “garantizado” como parte de un entramado que involucra un pase nunca saldado de un jugador vinculado a Barracas Central.
Caruso incluso fue más allá. Su relato —exagerado para algunos, inquietantemente plausible para otros— reinstaló una sospecha que jamás termina de disiparse: que los ascensos, en ciertos rincones del fútbol argentino, no siempre se definen solo en la cancha.
Y entonces llegó el partido. En Pergamino, Rafaela golpeó en los momentos justos, se impuso 2 a 1 y dejó a Douglas obligado a remar en la revancha. El resultado, más allá del trámite del juego, alimentó la pregunta que ya circulaba desde antes: ¿fue simplemente fútbol… o un capítulo más de lo que Caruso ya había anticipado?