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Calor extremo en el campo: Claves para proteger la hacienda y evitar pérdidas
Con temperaturas que superan los 35° y sensaciones térmicas cercanas a los 40°, el Senasa alertó sobre los riesgos del estrés calórico en el ganado y difundió recomendaciones esenciales para preservar el bienestar animal y la productividad.
Hace 3 horas.
El verano no da tregua y el impacto del calor extremo también se siente en el campo. Frente a este escenario, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) instó a los productores a reforzar las medidas de prevención para reducir los efectos del estrés calórico en la hacienda.
Desde el organismo explicaron que el estrés es una respuesta natural de adaptación ante cambios ambientales. Sin embargo, cuando las temperaturas superan la zona de confort térmico, los mecanismos del animal dejan de ser suficientes para disipar el calor acumulado, generando riesgos serios para su salud.
El estrés calórico se manifiesta a través de cambios fisiológicos y de comportamiento. Entre los signos más frecuentes se destacan la reducción del consumo de alimento, el aumento del jadeo, la salivación y la frecuencia respiratoria, además de la búsqueda constante de sombra y agua.
Pero el problema va más allá del bienestar animal. El Senasa advirtió que el calor excesivo impacta directamente en la producción: pérdida de peso, menor eficiencia alimentaria, deterioro de los índices reproductivos, mayor predisposición a enfermedades e incluso aumento de la mortalidad. En los tambos, el golpe se traduce en menor producción de leche y caída en los porcentajes de grasa y proteína.
Uno de los pilares para enfrentar el calor es la hidratación. Un bovino adulto puede consumir hasta el 7% de su peso vivo diario en agua, por lo que resulta clave garantizar bebederos con agua fresca, limpia y abundante, ubicados cerca de los animales. Al mismo tiempo, se recomienda evitar consumos abruptos luego de períodos de restricción, ya que pueden provocar intoxicaciones.
El manejo también juega un rol decisivo. El Senasa aconseja evitar prácticas estresantes, arrear de forma tranquila y realizar trabajos en manga o encierres a primera hora de la mañana o al atardecer. En sistemas de engorde a corral, se sugiere distribuir la ración, aportando entre el 30 y 40% por la mañana y el resto por la tarde, además de incrementar el contenido de fibra.
Finalmente, el organismo remarcó la importancia de la sombra natural, especialmente en animales de carne, y del refrescado estratégico de la hacienda. Mojar a los animales bien temprano o durante la noche, con suficiente caudal de agua para penetrar el pelaje, puede ser una herramienta útil. También se recomienda humedecer el suelo de los corrales, sin generar barro, para reducir la radiación indirecta.
Foto: De Frente al Campo