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La Fragata Libertad volvió a casa: Emoción, tradición y un viaje que dejó huella
Tras 170 dÃas de misión, la fragata ARA Libertad finalizó su 53º Viaje de Instrucción y atracó en Dársena Norte entre abrazos, ceremonias protocolares y el orgullo de cientos de familias.
Hace 6 horas.
La fragata ARA Libertad regresó este domingo a su apostadero en el Apostadero Naval Buenos Aires, dando cierre a su 53º Viaje de Instrucción, una travesía emblemática que combina formación profesional, representación internacional y fortalecimiento del espíritu naval argentino.
La llegada, esperada desde temprano, reunió a familiares, autoridades militares y del Ministerio de Defensa, además de invitados especiales. La ceremonia fue encabezada por el Ministro de Defensa, Luis Alfonso Petri, acompañado por el Almirante Carlos María Allievi y altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Petri felicitó a la dotación por su desempeño y subrayó que “la libertad se defiende con disciplina, carácter y honor”, transmitiendo también un mensaje del presidente Javier Milei en reconocimiento a la “contribución en la defensa de la Patria”.
Entre los momentos más emotivos se destacó el reencuentro de los tripulantes con sus familias. Abrazos, lágrimas y carteles de bienvenida dieron marco a un regreso esperado durante casi seis meses. Historias como la de la Capitán de Corbeta Andrea Villagra, aguardando con sus hijos el reencuentro con su esposo tras medio año, o la de Francisco, orgulloso de su hermano y su cuñada, marcaron la jornada.
El viaje —al mando del Capitán de Navío Roberto Ariel Gestoso— abarcó 22.993 millas náuticas, con un recorrido por diez puertos de América y Europa, incluyendo puntos destacados como Recife, Ferrol, Hamburgo, Ámsterdam, Lisboa, Puerto Limón y Baltimore. Además, la fragata amarró por primera vez en Kristiansand, al sur de Noruega.
A bordo navegaron cerca de 270 tripulantes, con un significativo 30% de participación femenina en distintas jerarquías. Durante las escalas, miles de visitantes recorrieron el buque en jornadas de puertas abiertas y se llevaron a cabo ceremonias protocolares y homenajes, incluyendo Promesas de Lealtad a la Bandera de residentes argentinos en distintos países.
Los Guardiamarinas en Comisión completaron un intenso programa de instrucción: navegación, control de averías, lucha contra incendios, maniobras y prácticas de vela. La travesía también incluyó la participación en el Boston Teapot Trophy, competencia que reconoce grandes distancias recorridas a vela pura.
Tras casi seis meses, la Embajadora de los Mares culminó otro viaje que reafirma su rol como símbolo de formación, diplomacia naval y presencia argentina en el mundo. Para muchos tripulantes, fue su primera experiencia de este tipo, y sin dudas, una que recordarán toda la vida.