Sociedad | Cine
Protesta frente al INCAA contra el cierre de Cine.Ar: Entre la defensa cultural y las crÃticas a su contenido
Productores, asociaciones y dirigentes polÃticos rechazaron el cierre del canal y la privatización de la plataforma estatal, aunque persiste la polémica por la baja calidad de gran parte de las pelÃculas que allà se ofrecen.
Hace 8 horas.
El anuncio del Gobierno sobre el cierre de Cine.Ar TV y la posible privatización de Cine.Ar Play encendió la alarma en el sector audiovisual. Este martes, asociaciones de productores, colectivos de cineastas y referentes políticos se manifestaron frente al INCAA para rechazar lo que definen como un “ajuste cultural” que atenta contra la producción nacional y el acceso a la cultura.
“El ajuste cultural es un ataque a la producción nacional, al acceso al cine popular y al derecho a la cultura”, expresó el diputado del Frente de Izquierda, Alejandro Vilca, quien participó de la protesta junto a otros referentes como Myriam Bregman. Las organizaciones que integran el Espacio Audiovisual Nacional (EAN) —entre ellas Argentores, APIMA y el Colectivo de Cineastas (CAC)— también exigieron que se garantice la continuidad laboral de los trabajadores del instituto.
En su comunicado, el EAN alertó que “en un contexto en el que las salas están monopolizadas por producciones internacionales, cerrar y privatizar estos espacios significa literalmente la negación de la diversa producción audiovisual nacional y el acceso a nuestra cultura por parte de la sociedad”.
No obstante, la plataforma estatal también carga con una controversia histórica: pese a ser gratuita y reunir más de 2,6 millones de usuarios registrados, Cine.Ar ha sido muy cuestionada por el bajo nivel y la calidad de las películas proyectadas, consideradas por buena parte del público y de la crítica como producciones de descarte dentro de la industria cinematográfica argentina.
El debate entonces se divide entre quienes defienden su continuidad como espacio de difusión de cine nacional y quienes creen que su programación no logró consolidarse como una verdadera vidriera cultural.