PolÃtica | Al borde del fracaso
Reelecciones indefinidas: Un freno que responde al hartazgo social
La negativa de un bloque clave en Diputados deja al borde del fracaso el intento de reinstaurar las reelecciones indefinidas en la provincia de Buenos Aires. El rechazo crece y conecta con un sentimiento cada vez más extendido entre la ciudadanÃa: el cansancio con una clase polÃtica que no escucha.
Hace 19 horas.
El proyecto para habilitar reelecciones indefinidas en la provincia de Buenos Aires recibió esta semana un revés decisivo en la Cámara de Diputados: el bloque Unión, Renovación y Fe (URyF), con ocho integrantes, anticipó su voto negativo y rompió con las expectativas del sector peronista que contaba con su apoyo para sancionar la polémica iniciativa.
“Rechazamos cualquier intento de cambiar las reglas electorales a semanas de una elección”, expresaron desde la bancada liderada por Gustavo Cuervo, exlibertarios hoy alejados del oficialismo nacional. Con este movimiento, el proyecto pierde fuerza parlamentaria, ya que la base de apoyo dentro de Unión por la Patria (UxP) se reduce y no logra alcanzar ni el quórum mínimo de 47 diputados necesario para abrir el debate.
La reacción de URyF, sumada al rechazo anticipado de La Libertad Avanza, el PRO, el radicalismo, la izquierda y otros bloques menores, revela un dato político que trasciende los números legislativos: la dirigencia no puede seguir ignorando el malestar creciente de la sociedad.
El mensaje de fondo: el hartazgo ciudadano
Esta resistencia a las reelecciones indefinidas no sólo refleja una disputa interna entre sectores del poder, sino también un intento de algunos bloques por sintonizar con el clima social actual, donde predomina la decepción, la desconfianza y la fatiga ante una política que parece girar en torno a sí misma.
En cada encuesta y conversación cotidiana, crece la sensación de que la política dejó de representar a la gente, y que los intentos por perpetuar privilegios sin dar respuestas concretas a los problemas de la ciudadanía sólo alimentan el rechazo.
El proyecto, que había avanzado en el Senado con una extraña combinación de apoyos —desde sectores del PRO hasta libertarios disidentes—, parece ahora chocar contra una pared de sentido común: los tiempos de la política deben dejar de ser los tiempos del privilegio.
En un país donde las necesidades sociales se vuelven cada vez más urgentes, la defensa del cargo propio por encima del bien común ya no encuentra eco. Esta vez, el freno a las reelecciones indefinidas no es sólo un gesto legislativo: es una oportunidad para empatizar con una ciudadanía que se siente abandonada.
Que la política escuche este rechazo podría ser el primer paso hacia una dirigencia más consciente del momento histórico que atraviesa el país.