EconomÃa y Empresas | CIAI
¿Todo importado? La industria textil en alerta ante el avance de Shein y Temu
La venta de ropa cayó 7,7% y se dispara la importación de prendas. El modelo ultrarrápido de plataformas chinas descoloca al mercado argentino y deja en jaque a marcas locales.
Hace 1 dÃa.
La industria textil argentina atraviesa una crisis estructural. Según un informe reciente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), las ventas de ropa cayeron un 7,7% interanual entre mayo y junio, en un contexto de creciente acumulación de stock, falta de demanda e imposibilidad de trasladar aumentos de costos a los precios finales. Al mismo tiempo, el consumo de indumentaria importada se disparó un 136% en los primeros cinco meses del año, alcanzando los 1.572 millones de dólares, un récord histórico.
Detrás de esta transformación acelerada está el fenómeno Shein y Temu, las plataformas asiáticas que impusieron un nuevo estándar de consumo: ropa barata, entregas rápidas y catálogos interminables. Con estrategias basadas en el “fast-fashion extremo” y aprovechando la vía del courier puerta a puerta, estas compañías desarmaron por completo la lógica tradicional del negocio local, que arrastra costos impositivos, logísticos y estructurales muy superiores.
“El tercer bimestre de 2025 confirma un deterioro de la situación del sector”, advierte la CIAI. Un 77% de las firmas señaló la falta de ventas como principal preocupación, mientras que un 35% ya acumula stock. A eso se suma una competencia creciente con productos importados que, gracias a la apertura del canal minorista internacional, llegan al país sin intermediarios y sin los costos del sistema productivo argentino.
Mientras tanto, marcas tradicionales como Macowens, Equus o Zara lanzan descuentos de hasta 70% y agotan stock en sus tiendas online. Más que promociones, parecen maniobras de emergencia para sobrevivir a un escenario cada vez más adverso.
El impacto va más allá del consumo: la pérdida de empleo textil, la desaparición de marcas nacionales y el repliegue de firmas internacionales como Vitamina, Uma o Ralph Lauren muestran que este no es un simple cambio de hábito, sino una reconversión forzada del modelo productivo.
Para el consumidor, sin dudas, es una etapa de precios bajos y acceso sin precedentes. Pero la pregunta de fondo se impone: ¿qué queda cuando todo se importa y nada se produce?