PolÃtica | Suspendida en medio del caos
Una Cámara fuera de control: Espectáculo vergonzoso en Diputados
Cruces, gritos, insultos y forcejeos marcaron una sesión que terminó suspendida en medio del caos. Lejos de la altura que exige el Congreso, los legisladores protagonizaron una jornada que dejó en evidencia el deterioro institucional y la precariedad polÃtica de quienes nos representan.
Hace 20 horas.
Lo sucedido en la Cámara de Diputados este miércoles no fue una sesión legislativa: fue una postal lamentable de la decadencia política. En un contexto donde se intentaban tratar temas sensibles como la emergencia del Hospital Garrahan, el financiamiento de las universidades nacionales, y la posible limitación a los DNU del Ejecutivo, los legisladores se hundieron en un espectáculo bochornoso que terminó en escándalo y suspensión.
Con 132 diputados presentes, la oposición logró avanzar con emplazamientos a comisiones para forzar el tratamiento de proyectos clave. Sin embargo, lo que debería haber sido un debate serio y respetuoso se transformó en un ring: gritos, insultos, provocaciones y forcejeos convirtieron el recinto en un escenario de vergüenza nacional.
La escena fue protagonizada por referentes de todos los bloques: José Luis Espert, eje de las discusiones por su bloqueo a los dictámenes, fue increpado por diputadas kirchneristas en defensa de una funcionaria detenida por escrachar su domicilio con excremento. La diputada Cecilia Moreau lanzó insultos de alto calibre mientras el jefe del bloque, Germán Martínez, intentaba contenerla. Juliana Santillán y otros legisladores oficialistas saltaron de sus bancas para enfrentarse con opositores, en medio de gestos, gritos y caos.
El tema de fondo —la pobreza del debate político y la incapacidad para construir consensos en democracia— quedó completamente opacado. El Congreso de la Nación, templo del diálogo institucional, fue convertido en un circo degradado por quienes dicen representarnos.
La sesión cayó por falta de quórum. Lo que debió ser una jornada clave en defensa de la salud, la educación y la transparencia institucional, terminó como una de las expresiones más tristes de la política argentina reciente.