La Nueva Utopía un Mundo sin Dinero (cuento)

      Roberto Jesús Paz, era un hombre común, trabajaba por su cuenta vendiendo

distintos productos a los negocios minoristas de su ciudad natal: Santa Fe.-

     Si bien no tenía título universitario, un fugaz paso por sus claustros y sus dotes autodidactas hacían de él un hombre culto y bien preparado intelectualmente.-

     Lo conocí una mañana cuando entró a mi almacén ofreciendo una nueva línea de jugos concentrados de una marca desconocida hasta ese momento y que él, con su tesón e inteligencia, hizo con el tiempo que toda la ciudad primero y la provincia después conociera este producto que en unas pequeñas instalaciones y con maquinarias algo anticuadas su hermano fabricaba con gran esmero.-

     Siempre tenía la inquietud de que algún día sus ideas, extrañas por cierto, se expandirían por el país como reguero de pólvora. Muchas veces de las que me invitó a su casa a cenar, hablábamos de temas políticos y económicos. Aunque era un hombre muy instruido, siempre me quedaba la duda de que si lo que decía realmente lo sabía o sólo eran sus pensamientos o su forma de ver las cosas.-

     Un día caminaba por la peatonal cuando a unos cincuenta metros delante de mí vi a una persona repartiendo volantes. Cómo siempre fui reacio a recibir este tipo de cosas intenté esquivarlo. Pero fue inútil dado que la persona que repartía dichos panfletos era nada más ni nada menos que Roberto Paz.

-¡Hola, amigo! Tome, tome, llévese uno a su casa, lo piensa y después me avisa –dijo Roberto.-

-Bueno, gracias, hasta luego –contesté.-

     Raudamente salí del lugar, subí a mi coche y no pude resistir la tentación de leer el papel que entre otras cosas decía:

“Afíliese a nuestro movimiento, tenemos la solución, participe de la asamblea popular a llevarse a cabo el día...”

     Luego de pensarlo bastante, decidí ir a la asamblea popular, ya que conocía muy bien a Roberto y sabía que no era ni corrupto ni charlatán, además era el sábado a la noche así que no interferiría en mi negocio.-

     Pasó la semana y Roberto no apareció por el negocio a vender su mercadería, recién el viernes apareció el hermano menor y me dijo:

-         Disculpe a mi hermano, lo que pasa es que con esto de la asamblea está muy ocupado.-

-         ¿Escribiendo el discurso? –pregunté.-

-         Sí, además nuestro primo Raúl trabaja en Canal Cuatro e invitó a un montón de periodistas, así que Roberto está chocho –respondió.-

-         Dígale que yo voy a ir con gusto –le dije.-

-         ¡Que suerte! Él lo aprecia mucho y le gustaría que lo acompañe.-

     Cuando llegué al lugar, un estadio de básquet en un barrio muy populoso de la ciudad, me encontré la grata sorpresa de que estaba repleto de gente. Lo que pasa es que Roberto es un hombre muy conversador y conoce a mucha gente y seguramente ha recorrido los barrios y el centro hablando y hablando.-

     De repente comenzó el discurso de Roberto:

     “Buenas noches, la mayoría de ustedes no me conoce pero luego de que les diga lo que vengo a decirles me recordarán para siempre.”

      “Estamos en la crisis más profunda que haya existido en nuestro país, lo que yo vengo a proponerles es la construcción de una nueva era en el mundo, una era  que no esté signada por el dinero que todo lo corrompe y es el principal culpable de que en el mundo existan las desigualdades que hay.-

     “Por lo tanto el primer paso que habría que dar, es la abolición del dinero como forma de adquirir cosas”. -

     Todos quedaron algo confundidos por esta afirmación tan categórica y tan descabellada que Roberto con tanto fervor vociferaba desde el  palco.-

     “¡Sí, señores! No estoy diciendo ninguna estupidez, si todos seguimos trabajando como hasta ahora, ocho horas por día y en lugar de recibir dinero recibiéramos todo lo que nos hace falta. ¿Para qué queremos dinero?”.-

     “ Seguiremos trabajando de la misma manera, iremos a la verdulería, almacenes, carnicerías, etc, como hasta ahora y llevaremos lo que necesitamos y a su vez, el verdulero, el carnicero, el almacenero estarán cumpliendo esas ocho horas de trabajo y a su vez quien provee de productos a estos comerciantes también estarán cumpliendo esas horas así hasta llegar al productor y al proveedor de este y así siguiendo la cadena de ventas y transformarla en una red de distribución gratuita de lo que el país produce”. -

     “Nadie tendrá necesidad de robar, de prostituirse, ni de vender drogas porque no existiría el dinero que es la finalidad de estas actitudes”. -

     “Todo esto puede trasladarse a toda la producción de distintos rubros y organizando la entrega de algunos bienes, como los automóviles por ejemplo, para que no haya un "bum" de gente en auto, o a las casas. Habría mucho trabajo en todos los rubros. Y además desaparecería la desocupación”. -

     El estadio completo aplaudía y aplaudía, si bien no estaba muy claro como Roberto conseguiría hacer estas cosas, comenzó a tener gran aceptación entre la gente que además se llevaba, gratis por supuesto, una especie de cuadernillo con las explicaciones del sistema que, si bien en un principio me parecieron descabelladas luego de leer y reflexionar sobre el tema, me convenció que era factible realizar una sociedad en la que el trabajo sea social y solidario. Si yo fallo en lo que hago trabajando menos o canchereando perjudico al resto que me lo reclamará. Por otro lado una nueva era se construye con cosas así, totalmente diferentes. Sí, me adherí totalmente al movimiento.-

     Pasaron muchos días desde aquel acto, dejé de ver a Roberto, solo tenía noticias de él a través de su hermano que me comentaba que seguía recorriendo el país en su alocada campaña para las próximas elecciones presidenciales. ¡Quién lo hubiera dicho! Aquel corredor de jugos lanzado a la arena política y además primero en las encuestas de intención de votos, desconcertando tanto a sus rivales con sus propuestas que son muy pocos los que logran alguna crítica coherente que por supuesto él logra rebatirlas sin problemas.-

     Un día me llamaron de la Cede Central del Partido Anti-monetarista y me propusieron (a pedido de Roberto) que fuera candidato a gobernador de  la provincia de Santa Fe, cosa que luego de pensarlo unos días acepté.-

     Al fin llegó el gran día, todos nerviosos fuimos a votar y luego nos concentramos en la cede del partido a la hora en que serraban los comicios.-

     A boca de urna Roberto fue un tornado en todo el país que, ávidos de una esperanza, los votantes le dieron toda su confianza: casi el setenta por ciento de los votos, y a mí el cincuenta.-

     Solo dos o tres provincias quedaron en manos de otros partidos, y en las cámaras logramos la mayoría absoluta, así que las reformas no se hicieron esperar.-

     En solo cuatro años el país levantó muchísimo, la gente tomó el asunto con tanta conciencia que nadie, absolutamente nadie dejó de hacer lo que le correspondía. Las personas que antes eran indigentes recibieron el apoyo de todo el resto y fueron pacientes de cientos de psicólogos que debían cumplir con sus ocho horas de trabajo y salieron adelante.-

     Se exportó muchísimo en esos años, y como nosotros no necesitábamos el dinero, se destinó a traer tecnología y se pudo pagar la deuda externa completa y en cada envío de divisas, Roberto personalmente escribía una esquela que decía:

“Para que se la metan en el ...”

     La delincuencia cayó abruptamente, los narcos rumbearon para otros países y el pueblo después de toda su existencia, por fin fue feliz.-

estoy de acuerdo

10:14 AM, 9/12/2012 .. Publicado por Usuario Anónimo

mi nombre es Daniel de uruguay y me gustaria crear un movimoento en el rio de la plata para hacer conciencia sobre las desgracias que nos trae este sistema antiguo y despiadado del dinero como forma de consegir bienes para muchas veces sobre vivir.me tomare el tema enserio.asi que mi mail es biosdoom@gmail.com los espero.