Una sonrisa
Una sonrisa no cuesta nada,
pero hace mucho.
Enriquece a quienes la reciben
sin empobrecer a quienes la dan.
El gesto demanda tan solo un segundo
aunque el recuerdo a veces perdurá para siempre.
Nadie es tan rico como para vivir sin ella,
ni tan pobre como para no poder ofrecerla.
Tampoco se la puede comprar,
mendigar, robar o pedir prestada;
no tiene ningun valor a menos que se la regale.
Por eso, cariño, aunque no esté ahí para recibirla,
regálame una sonrisa...
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