Su obra, aunque aparente y concreta, es sutil y envolvente, dado que la acción y el movimiento están contenidos en sí mismos, en el seno de lo evidente pero no contrastado con absoluta claridad. De ahí que exprese la idea del cambio a través de la proyección formal, considerada como punto base inicial de un programa de evidencias que son parte de una actitud que va más allá de las apariencias. Por esta razón, su discurso, realizado en acrílico sobre tela, basa su proyección en la evolución singular de la materia, contenida tanto en cilindros de luz, como en entidades lumínicas como los ángeles, arcángeles, símbolos místicos y la esencia suprema. El resultado es una obra intensa, fogosa, en la que la forma deja paso al fondo, a la necesidad de ir más allá de los obstáculos materiales, superando las delimitaciones densas, las posibilidades erráticas, basándose en el desarrollo de la propia existencia contenido en la efervescencia del cambio.

Somos el resultado de la iluminación universal, pero cada entidad vibra a diferente nivel, de ahí que, para comprender las otras dimensiones, sea necesario desprenderse de las vanidades del ego, de las delimitaciones de la materia, para volverse fluido, evanescente, transparente...
La iluminación universal dimensional se apropia de la materia para convertirla en espíritu, que es su razón de ser.
La parte biológica de lo creado constituye un paso intermedio, en el que el alma crece y se curte, para, luego, tras el traspaso, convertirse, de nuevo, en espíritu.
La configuración de lo esencial surge de la fenomenología de lo vibracional, no hay nada al azar, pero existe el libre albedrío, y de ahí, que la creadora multidisciplinar madrileña, sea consecuente con su propia evidencia, Por esta razón las formas de Francisca Blázquez más van allá de sus límites, dado que son esencia lumínica, dado que, a pesar de que tengan aspecto delimitado y matemático, son esencia pura, iluminación que asciende a los cielos, buscando la dimensionalidad ascendente, el cambio de capa que le permite ir más allá de lo concreto.
No hay limite para la evolución, solo existe la voluntad de ir más allá del cambio, dado que, en el cambio se realiza la parte fundamental de la trascendencia.

Somos vibración, que se desprende, a través de actos y actuaciones, conformando otras capas energéticas junto con otras vibraciones, que, a la larga o a la corta, influyen en la dinámica espiritual.
Todo es esencia pero también apariencia. De la forma, cuerpo, soporte, que es el receptáculo superficial envolvente, para ir hacia los peldaños de la escalera trasparente de cristal, aquella que se nutre de nubes, acompañada de ángeles y arcángeles, mediadores entre la suprema luz y el ser de luz, el ente vegetal, animal o humano.
La geometría dimensional de Francisca Blázquez parte de un posicionamiento en el que lo importante es la concepción espiritual de la autora. Algunos pueden ver solamente objetos, platillos volantes, estructuras formales futuristas, pero el hecho está en que la autora madrileña de más de 60 individuales y 300 colectivas basa su acción en la espiritualidad. En consecuencia, aunque su creación pictórica es muy elaborada, conecta con el subconsciente divino, con el cosmos sideral iluminado de manera inconsciente.
Su mensaje posee un fondo científico, es racionalmente estructurado, porque se fundamenta en la materia y la geometría para hallar la explicación del devenir y del ser, verdadera naturaleza del existir.
La artista, nacida en la capital de España, autora de la teoría del Dimensionalismo en 1998, va más allá de los límites conocidos porque considera que la verdadera existencia se basa en la dinámica de la perseverancia, es decir en la búsqueda del conocimiento, instalado en la frondosidad de nuestras creencias más ancestrales, aquellas que están conectadas con el mundo espiritual.
Es positiva, posee confianza en las estrellas iluminadas y en los astros resplandecientes, en aquellos segmentos estelares de una amplia realidad infinita que se sumerge en las pléyades de nuestros ancestros, en los propósitos de la perseverancia, en los objetivos de los creyentes en una nueva era de iluminación y espiritualidad.

No ofrece falsas expectativas, su acción se alimenta de la fuerza interior de la propia iluminación que nos da el sentido último que nos permite dirigirnos hacia la presencia de la trascendencia.
Parte de postulados científicos, de presupuestos matemáticos, de presencias geométricas, de colores intensos, de planteamientos arquitectónicas para indagar en la fenomenología del interior del universo, que corresponde también a nuestro propio interior.
Somos el resultado de aquello que pensamos, y, aunque, el universo es mental, también surge de la pléyade de estrellas de los caminos universales del sentir.
La verdadera realidad es la representación del ser, de la evidencia que todo lo puede y sabe, sin distinción, dado que la verdad es múltiple, se halla en todos los recovecos, en los cilindros de luz, aquellos que concentran la fuerza de la energía en la iluminación tanto interior como exterior. En consecuencia, a partir de un posicionamiento individual de meditación y práctica ascética y vibracional, la autora madrileña nos muestra la iluminación universal dimensional.