Soneto del deseo
a Katiuska Rodríguez
Deja que mis manos diestras, febriles
y ansiosas de tu cuerpo tan lozano
dibujen con la magia de artesano
tus senos, tus caderas, tus abriles.
Enciende poco a poco los candiles
de ese amor que ha de arder como en verano,
y a cada toque procaz de mi mano
vierte en mí tus sudores más sutiles.
Que estalle la pasión desenfrenada,
tu volcán, tu erupción incontrolable;
que emerjan los deseos reprimidos
y entre besos, espasmos y gemidos
asemejes la zaina incontrolable
que busca ansiosamente ser domada.
Enero 03 2006
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