Glosa del desconsuelo
Yo divido con mi angustia
la suma de tus desprecios
y mientras resto alegrías
voy multiplicando versos
Víctor Vera Morales
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Van corriendo en desbandada
mis penas y tu alegría,
caminos de la porfía
con cara en dolor tallada.
No hay sol, no hay lluvia, no hay nada
que avive mi rosa mustia,
pues, mientras tu cielo anuncia
corazón de tolvanera
mis largas horas de espera
yo divido con mi angustia
Navego cual vagabundo
en el mar de tus desdenes,
y en las playas del no vienes
naufraga mi amor profundo.
Intento entrar en tu mundo
mas, son letales tus precios.
Si mis clamores son necios
sumandos en tu factura
saldo, pues, con amargura
la suma de tus desprecios.
Mi risa ya no es la misma
ya no soy el mismo de antes
voy sumiso a tus desplantes
con mi fe que ya se abisma.
Perdiose en mi alma el carisma,
y hoy, son sólo alegorías
mis soles de fantasías
y noches de luna llena
cuando voy sumando pena
y mientras resto alegrías
Sin embargo, ya es costumbre
que la musa esté presente
para a la amargura hacer frente
y sacar brillo a la herrumbre.
Si no he de alcanzar la cumbre
de tus montes -hoy adversos-
seguirán brotando tersos
frutos de la inspiración
y para aupar la emoción
voy multiplicando versos
Dic.28/2005
Tiempo para decidir (Glosa)
Está cayendo la tarde
el crepúsculo se asoma
la brisa las palmas bate
y el ambiente se transforma
Leoncio Quiñónez
Emanan las erupciones
del otrora adormecido
volcán, espectro escondido,
cofre de las emociones.
Tiempo para decisiones,
no es hora para el cobarde,
ni del tímido que aguarde
a decir que ya en la escena
de esta unión ¡vaya, qué pena!
está cayendo la tarde.
Miro el lienzo de la vida
y encuentro mil pinceladas
en figuras retocadas
de una etapa consumida.
Presagiando una partida
-Cual enfermo que está en coma-
la rutina cuerpo toma
con su andar avasallante;
y a pesar de un sol brillante
el crepúsculo se asoma.
Del cambio llegan los vientos;
ponen en vilo el anclaje
de mi barco, y el ramaje
de tu árbol y sus cimientos.
Emergen los sentimientos
cual ediles en debate,
y en el fragor del combate
por dentro muere el amor
mientras que afuera en furor
la brisa las palmas bate.
Se ha llegado al llegadero,
momento de epilogar.
quizás se pueda ajustar
a un término llevadero
pero, donde todo esmero
es esclavo de la norma,
el tedio toma la forma
de inveterada costumbre;
la pasión se vuelve herrumbre
y el ambiente se transforma.
6Abr07; 23:18
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