Soneto del deseo
a Katiuska Rodríguez
Deja que mis manos diestras, febriles
y ansiosas de tu cuerpo tan lozano
dibujen con la magia de artesano
tus senos, tus caderas, tus abriles.
Enciende poco a poco los candiles
de ese amor que ha de arder como en verano,
y a cada toque procaz de mi mano
vierte en mí tus sudores más sutiles.
Que estalle la pasión desenfrenada,
tu volcán, tu erupción incontrolable;
que emerjan los deseos reprimidos
y entre besos, espasmos y gemidos
asemejes la zaina incontrolable
que busca ansiosamente ser domada.
Enero 03 2006
¿Qué más podría hacer sino pensarte?
Podría despertarme una mañana
libando amor del cáliz de tu cuerpo
y sembrarte, mujer –en mutuo acuerdo-
semillas de mi orquídea más galana.
Colgaría mi sol en tu ventana
para tallar con luz mi paso luengo
por la vida, y dejar para el recuerdo
todo mi ayer en ti cual filigrana.
Pero, ideas son, solamente un sueño
que hace breve la distancia entre los dos
y aumenta el deseo por alcanzarte.
Si tu amor, oh, mujer, ya tiene dueño
y hay un frío laberinto entre tú y yo
¿qué más podría hacer sino pensarte?
Caracas, 08Ene05
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