Alvarez repartio criticas y algunos elogios para el gobierno de Ibarra
 - Publicado a las 08:37 PM el 25/4/2013 por Juaj Jose Alvarez 
   Por Mariana   García. 
 
 
Si algo demostró Juan José   Alvarez en su testimonio de ayer fue una envidiable   capacidad de equilibrista. El ex secretario de Seguridad porteño   declaró durante dos horas ante la Sala Juzgadora que lleva   adelante el juicio político contra Aníbal Ibarra y, con un   discurso sin fisuras, terminó llevándose elogios de la defensa,   de la acusación y también de los   jueces. 
 
"Llegué a un lugar donde había, evidentemente, una enorme   crisis", dijo Alvarez sobre su arribo a la   secretaría de la que dependía el sistema de control y   habilitaciones. De inmediato, a los tres fiscales se les dibujó   una sonrisa que duró poco. "No es que no existía nada, había   gente valiosa y mecanismos adecuados", siguió, y esta vez, a   quienes se les dibujó una sonrisa fue a los tres abogados   defensores. 
 
Es que todos quedaron conformes con la declaración del   ahora diputado nacional Alvarez en el juicio político que   determinará la responsabilidad del suspendido jefe de Gobierno   porteño en el incendio de Cromañón. Para los fiscales, con su   testimonio quedó claro que las leyes que existían ante de la   tragedia eran suficientes para poder controlar y clausurar los   boliches de la Ciudad. 
 
"Alvarez elaboró en un mes un mapa de riesgo, algo que   Ibarra nunca hizo", le dijo Jorge Enríquez a Clarín.   Entusiasmado, el más fervoroso anti-ibarrista de los tres   fiscales, repetía uno a uno los datos aportados por el ex   secretario de Seguridad. 
 
La defensa también de deshizo en elogios: "Fue un examen de   idoneidad, Alvarez mostró la más amplia solvencia y, como él   mismo dijo, tuvo el amplio apoyo del jefe de Gobierno", sostuvo   Julio Golodny, uno de los abogados de Ibarra. Es que para la   defensa, sí la gestión de Alvarez fue exitosa, el mérito   corresponde a quien lo designó, es decir a Ibarra. 
 
Alvarez aseguró que en los cuatro meses que duró su gestión   se hicieron unas 500 clausuras de locales considerados   peligrosos, que iban desde boliches hasta estaciones de servicio.   Dijo también que esos comercios fueron cerrados con "la normativa   vigente al 7 de enero de 2005", es decir al día de su asunción.   Aunque él mismo aclaró después que, para entonces, Ibarra ya   había firmado dos decretos de necesidad y urgencia fijando nuevas   normas. 
 
Pero Alvarez también agregó un dato clave para la   acusación: que los inspectores tenían la facultad para clausurar   por sí solos. 
 
"Yo no vine ni a inculpar ni a exculpar a   nadie", sostuvo Alvarez ante la prensa luego de su   declaración en el recinto de la Legislatura. Había llegado a las   8:30 de la mañana y tuvo que esperar pacientemente hasta las 13   para que comenzara su turno. 
 
Antes que él lo había hecho Diego Gorgal, quien lo   reemplazó en la Secretaría de Seguridad y quien también recibió   elogios cruzados (ver página 15). 
 
Juan José Alvarez llegó a ese puesto ocho días después de   la tragedia. Su nombre lo había propuesto el otro peronista del   Gabinete porteño, el vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman.   Alvarez dijo que sólo iba a asumir si tenía la aprobación del   presidente Néstor Kirchner pero también de su padrino político,   Eduardo Duhalde. Tuvo ambas. Eran los tiempos en que en la Casa   de Gobierno creían que había que apostar al rescate de   Ibarra. 
 
Alvarez dejó sus vacaciones en Punta del Este para comandar   —y mostrar— los megaoperativos de control. En un gobierno en   estado de shock, su estilo contrastaba. A los cuatro meses, tal   cuál había acordado de antemano, se marchó, pero en su lugar dejó   a su discípulo, Diego Gorgal.  
     
  
     EQUILIBRISTA.     JUAN JOSE ALVAREZ, AYER, EN LA LEGISLATURA PORTEÑA. HABIA     LLEGADO DE LA MANO DE KIRCHNER Y DUHALDE. (Foto: Gerardo Dell     O´Ro)     
 
      
   Un testimonio bien   político  
    
  
   En los cuatro meses que   duró su paso por la Ciudad, Juan José   Alvarez se negó a ocupar su despacho. Prefirió   seguir en sus oficinas de Recoleta. Desde allí podía darse el   lujo de tardar horas en responder un llamado de su jefe, Aníbal   Ibarra. Pero a pesar de sus silencios, su lógica peronista de   ejecutar le dio al Gobierno porteño un poco de   oxígeno luego de la crisis en que lo había sumergido la   tragedia de Cromañón. 
 
Ayer, Alvarez volvió a mostrar su estilo: su   testimonio fue la primera declaración política en un juicio   político. Y lo que hizo fue hacer política. Para   él. El ex secretario de Seguridad fue el principal favorecido.   Todos elogiaron su gestión. Alvarez había aceptado ese cargo   seguro de que así podría reposicionarse en las primeras filas.   Luego vinieron las elecciones y él quedó del lado de los   perdedores. Hoy es uno de los pocos diputados que todavía se   reconocen duhaldistas.  
 
 
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Dudas por los controles previos a 2005
 - Publicado a las 08:37 PM el 25/4/2013 por Juaj Jose Alvarez 
   Los testimonios brindados ayer ante la Sala   Juzgadora de la Legislatura por el ex secretario de Seguridad y   Justicia porteño    Juan José Alvarez y por su sucesor, el actual   secretario de Seguridad de la ciudad, Diego Gorgal, resultaron a   todas luces negativos para la anterior gestión del área, a cargo   de Juan Carlos López, porque demostraron que con prácticamente el   mismo personal y la misma normativa podía realizarse el triple de   inspecciones y depurarse el padrón de locales de distintos rubros   habilitados en la Capital. 
 
O sea que el poder de policía podía ser administrado y aplicado   mejor que como se venía haciendo, un dato de peso en el juicio   político a Aníbal Ibarra por mal desempeño, porque los   principales cargos imputados en su contra tienen relación con el   ineficaz ejercicio de esa potestad, que supuestamente creó las   condiciones previas para que la tragedia de Cromagnon pudiera   ocurrir y tuviera consecuencias de magnitud, como la muerte de   193 personas. 
 
Deberán los 15 miembros de la Sala Juzgadora, al fin de la etapa   de debate oral, inferir de los elementos recogidos de las   declaraciones y de la prueba documental si la responsabilidad   política sobre las irregularidades ya descubiertas en el área de   control -junto con la falta de atención de las alertas   institucionales y el manejo de la emergencia- alcanza al   suspendido jefe de gobierno o queda restringida a niveles   inferiores del gobierno porteño. 
 
"Clausuré locales con la normativa vigente antes de Cromagnon,   para algunos incluso demasiados. Debe haber habido alrededor de   500 clausuras. Las enfrenté con el mismo personal y con la   normativa vigente", sostuvo Alvarez al responder a las preguntas   de la acusación. 
 
Luego, al ser consultado por la defensa de Ibarra, aclaró que   entre esa normativa estaban los decretos de necesidad y urgencia   firmados por él y por el funcionario desplazado. Pero luego   ratificó sus dichos iniciales: admitió que "por la ordenanza   50.250 [previa al incendio en Once] los inspectores tenían   potestad para clausurar ante la falta del certificado de   instalaciones contra incendio al día" y admitió que buena parte   de las discos cerradas tras la tragedia no hubieran podido   reabrir por incumplimiento de la normativa anterior. 
 
"Yo aplicaba el poder de policía con toda la contundencia. Si   dijera que no se podía hacer, estaría en un problema", agregó el   hoy diputado nacional duhaldista. 
 
¿Cómo lo hizo si antes no se hacía? La fórmula la explicó así:   "Con saturación de inspecciones, más concentración de los   recursos en los lugares críticos, más una clara señal de que los   operativos eran transparentes". Para determinar estos puntos   críticos, claro, Alvarez debió confeccionar un mapa de riesgo   porque no conoció -dijo- ningún mapa anterior. "Para nosotros era   fundamental elaborarlo, para también tener la posibilidad de   asignar adecuadamente las inspecciones", expresó.  
 
  
  
   Otros tiempos: el   secretario Alvarez y el jefe de gobierno Ibarra, en enero de   2005. Foto:   Archivo  
    
El   diputado asumió al frente de la entonces Secretaría de Seguridad   y Justicia el 7 de enero de 2005, pocos días después del incendio   en la disco de Bartolomé Mitre 3060, y emprendió una "oleada de   inspecciones", según las palabras que él empleó ayer. "Eran parte   de una política que decía a la sociedad y a quienes lucran con   actividades que generan riesgo «Estamos controlando»",   describió. 
 
Además, recordó que, cuando llegó a la Ciudad, había unos 200   locales bailables habilitados y que ignoraba cuántos funcionaban.   "Pero sólo 50 reabrieron durante mi gestión; entiendo que hoy son   70. El resto no cumplía los requisitos de seguridad", dijo. 
 
Alvarez permaneció en el gobierno porteño hasta fines de abril.   En cuatro meses, recordó ayer, hizo "unas 15.000 inspecciones",   un número casi igual a las 16.000 realizadas en todo 2004. De   todas maneras, aclaró, "el éxito de una gestión está en que se   sistematicen las clausuras". 
 
De que las clausuras habían quedado sistematizadas dio cuenta   Gorgal, que era subsecretario de Alvarez y luego lo reemplazó.   Informó que en todo 2005 la cifra ascendió a 50.000 inspecciones.   "Llegamos a revisar todo el universo de establecimientos   educativos privados y el 75% de los de salud privados",   ejemplificó. 
 
Sobre la gestión previa a la que compartió con Alvarez, consideró   que "desde la conducción faltaba decidir los criterios y los   objetivos de los controles, sobre los cuales los cuadros   intermedios luego diseñaran la rutina de inspecciones". 
 
Y admitió que existe una deficiencia en el sistema de sanción,   dependiente de la Subsecretaría de Justicia. "No es lo   suficientemente severo para corregir las conductas detectadas con   el control. Hay locales que los cerramos varias veces, pagan una   cómoda multa y vuelven a abrir",   concluyó.  
 
 
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