M. BUTTERFLY
Vimos una rara mariposa, una ninfa que no era tal aunque pretendía serlo. Realidad velada. Manipulación del otro por la fascinación que produce y cuando develada, goza provocando angustia. Mascarada de la mujer perfecta. Dialéctica de lo especular. Montaje de la escena. ¿Qué hay detrás de esa máscara?
Vimos a Rene Gallimard cautivado por esa imagen de la mujer total, completa, que no le falta nada, que no está castrada. Huella de la madre fálica, omnipotente, profundamente enraizada en cada uno de nosotros. Deslumbramiento ante lo que supone perfecto, que lo enceguece y no le permite discernir.
Vimos el encuentro de Gallimard con su mariposa. Punto de inflexión que lo arrastra hacia el abismo, hacia el develamiento de su propia perversión insoportable hasta el suicidio ¿Realización de la castración o repetición de lo que ya estaba escrito: “Morir honrosamente, como Madame Butterfly, ante una vida indigna”?
Ps. Maria Nela DOMBRONSKY
mndombronsky@gmail.com
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