Visión de vida

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CRISTINA SANCHEZ COMPARTE EL RELEVAMIENTO DE CRUZADA SOLIDARIA AL IMPENETRABLE CHAQUEÑO

Publicado el 28/1/2011 a las 04:52 PM - 0 Comentarios - Publicar Comentario - Link

Queremos compartir hoy esta información que fue suministrada, por Hugo y Corina de Resistencia, Chaco, colaboradores de la Fundación Corriente Cálida Humanística.

Corina y Hugo  han realizado el taller de Liderazgo y hoy su visión de vida es totalmente diferente a la que tenían antes de esta experiencia.

Ellos viajaron dos meses antes de iniciar el viaje, para saber cuáles eran las necesidades básicas de cada Pueblo. A continuación podemos ver parte del informe realizado por ellos que elevaron a Cristina Sánchez:

Hugo nos decía:

 “Lo primero que nos llamó la atención fue la gran cantidad de comunidades Wichis que se encontraron en la región, según nos dijeron, los Tobas predominan hacia el este del Impenetrable, más precisamente cerca de J.J. Castelli y Misión Nueva Pompeya. La realidad actual de las comunidades es la siguiente: hace dos o tres años se otorgaron gran cantidad de planes sociales, con lo que medianamente se cubren sus necesidades básicas, pero esto esta apagando la dignidad de la cultura del trabajo. A esto se suma las consecuencias que causaron las crecientes de los ríos durante el 2008, esto los desplazó de su hábitat, dejando lo poco que tenían, abandonando sus actividades y  provocando la concentración de las comunidades en los pueblos.


Cristina Sanchez comparte el testimonio de Daniel

Publicado el 27/1/2011 a las 04:59 PM - 0 Comentarios - Publicar Comentario - Link

Creemos que es de vital importancia difundir los testimonios de experiencia comunitaria, por eso después de haber compartido algunos, hoy le damos lugar a Daniel La Torre.

Daniel:

“Cuando hice mi primer taller, en octubre 2009, vi el video de la cruzada y entendí que no podía seguir viviendo al margen de las penurias que soportaban esas personas dentro de mi país (alguna vez el granero del mundo) a quienes cosas elementales, como el agua eran para ellos un artículo de lujo.

Entendí también que iniciar un taller de liderazgo si bien no era la cruzada, me comprometería a hacer la diferencia.

 Junto con mi Familia, “Los Castañares”  colaboramos con merendero  “Pro vida” en Merlo.

Me puse a disposición de la Fundación para hacer lo necesario para viajar, en  alguna de las próximas cruzadas.

Apenas pude contar con carteles de publicidad de la Cruzada los distribuí por la Ciudad de Francisco Álvarez y en los country aledaños, así como también en el servicio de Charter con el que viajo a diario a Capital.

Inmensa fue mi alegría cuando recibí el llamado a la primera de las reuniones donde se informaría sobre los preparativos del viaje, contándome como uno de los “Voluntarios”.

En cada visita a la Casita donde se guardaban las donaciones observaba la pasión con trabajaban los colaboradores para alistar la mercadería a llevar, todo debidamente acondicionado, la ropa limpia, cosida, en cajas, rotuladas indicando especificación, peso y número de bulto, y colocado en lugares específicos según su naturaleza: comida, ropa, medicamentos, herramientas, agua etc.

En días completos de trabajo, todos estaban dispuestos sin discusiones, sin enojos,  sin reclamos, todos bajo un solo lema: “Hacer lo que sea necesario”.

El domingo 25 fuimos citados a las 16 hs. para empezar con la carga de los camiones, también era notable la predisposición de la corriente cálida, que en pocas horas teníamos  todo listo para salir en la caravana.

Todo dispuesto, empezó el viaje pasada la medianoche, Cristina Sánchez, María, Julietta, Inés, Juan Pablo, Agustín, Claudio, Leonardo, y yo.

A pocos kilómetros, supimos que iba a ser una tarea pesada el acompañamiento de los dos camiones; primero deberíamos ir a Resistencia y de allí a Comandancia Frías (en el centro del Impenetrable) a tan sólo 70Km por hora.

Por eso decidimos partir la comitiva en dos partes: un grupo seguiría al camión más rápido hasta Resistencia y de allí a Comandancia Frías y otro con el camión más lento, directamente al destino final.

Y allí fuimos Julietta, Inés, Leonardo y yo en mi auto con un tráiler detrás de uno de los camiones, cuya  velocidad máxima en todo el trayecto (1600 km)  fue de 70 km por hora.

 El camino se fue complicando en los últimos 500km, cuando abandonamos el asfalto y empezamos a andar caminos de tierra; el polvo ingresaba en el habitáculo por todo orificio que había, inclusive hasta por los parlantes de estéreo y la velocidad debíamos  bajarla a tan sólo a 40 Km. por hora.

Luego de 36 horas de viaje, arribamos a Comandancia Frías, allí debíamos esperar al resto de la comitiva para iniciar nuestra tarea.

Esto ocurrió pasadas las 23hs. encontrándonos a pocos Km.  de nuestro destino y en medio del camino festejamos el reencuentro y la incorporación de Hugo y Corina, colaboradores del Chaco.

Instalados en  una casa alquilada al efecto, pasamos la noche.

Con pocas horas de descanso a las 9hs. partimos camiones y vehículos a nuestra primera misión, entregar las donaciones en Fortín Belgrano.

Llegamos alrededor del mediodía. Cristina Sánchez se reunió con el cacique de la comunidad y nos indicó como comenzar a preparar las donaciones para poder entregarlas a cada familia.

En cada entrega no sólo recibían las donaciones de alimentos y ropas, sino también el corazón  de los voluntarios, no solo de los que viajamos, sino también de los que colaboraron durante meses en la casita donde se recibieron las donaciones, preparando lo que llevamos.

Terminamos al anochecer, exhaustos por la tarea, durante casi 12 horas. El grupo desembaló, clasificó, y entregó a más de 150 familias, una proporción de las donaciones recibidas, bajo un clima de entusiasmo y servicio, cada uno hizo todo lo indicado por Cristina Sánchez, quien coordinó todas las tareas, además de encargarse de chequear los listados otorgados por el cacique de la comunidad para repartir las donaciones de la Fundación Corriente Cálida Humanística.

Otra vez fue necesario dividir al grupo en dos, uno debería custodiar a los camiones que partieron para El Tartagal durmiendo dentro de ellos o en las camionetas, y el resto volvimos a Comandancia Frías con la consigna de llegar al punto de reunión a las 7hs. del día siguiente para reanudar la tarea de distribución.

A la hora señalada por Cristina Sánchez, los voluntarios estábamos listos para iniciar, nuevamente padrón en mano, haciendo el análisis de lo que podíamos entregar en proporción con las familias del lugar, Cristina Sánchez, empezó a llamar a cada familia, recibiendo a los integrantes con un beso y asignándole a una de las chicas, para poder hacer entrega de la ropa a cada integrante familiar.

Luego pasaban por la parte de alimentos, y recibían harina, grasa, aceite, fideos, polenta, yerba, azúcar, arroz, galletitas, budines.

Era notorio, al verlos esperar su turno, la cara de cada poblador, era la visión de alguien derrotado, de aquel que no espera nada de su futuro, al ser consultados por su nombre, uno de los atributos que todos aprendemos a decir de chiquitos, apenas si lo balbuceaban, como si le costara, como si les diera vergüenza de ser.

Terminada la jornada, el grupo volvió a dividirse, uno nuevamente siguiendo a los camiones hasta Tres Pozos  y el otro grupo volvió a Comandancia Frías.

A las 7hs.  del día siguiente, todos estábamos dispuestos a continuar con la entrega de alimentos.

A orillas del Río Teuco,  armamos el campamento y durante todo el día trabajamos sin parar.

Para divertir a los chicos, Leo y Claudio, armaron barriletes y los remontaban seguidos por todos, verlos reír nos provocó una alegría indescriptible.

Cada tanto repartíamos, alfajores y galletitas en largas colas de niños que ordenadamente recibían esos regalitos.

Cumplido el día, debíamos preparar un cargamento especial para llevar en camionetas, único medio de acceso, a los parajes, lugares donde viven 3 o 4 familias separados por kilómetros   dentro del Chaco Impenetrable.

Dispuestos todos a ir por más, sin vacilación  y con el corazón en la mano, nos dispondremos para la próxima cruzada a seguir entregando todo nuestro ser para hacer la diferencia. “


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