Por Marcelo R. Lovisolo, Ingeniero Agronomo, Doctor en Ciencias Biológicas. Especialidad Botánica,Embriologia y Orquídeas. Docente Ajeu (Amigos del Jardín y la Ecología Urbana, www.facebook.com/amigosdeljardinylaecologiaurbana/)
¡Cultivar orquídeas es cultivar raíces! Este dicho es muy cierto e importante, dado que estas plantas se adhieren con sus raíces fuertemente a otras en búsqueda de la luz, siendo el sistema radical un órgano esencial para la absorción del agua y los nutrientes. Poseen alrededor de sus raíces una adaptación que actúa como una esponja que se llama “velamen”, que se ve de color blanco si no está hidratada la raíz o verde si lo está, de esta manera la planta se asegura la reserva del agua después de una lluvia.
¡Uy! Las orquídeas son difíciles y caras!
Es lo que normalmente escuchamos cuando hablamos de ellas. Pero es todo lo contrario, a diferencia de lo que se cree y se dice, estas plantas no son tan difíciles y exigentes, dado que tienen un gran poder de adaptación al ambiente y están acostumbradas a condiciones extremas. Como será que una orquídea puede agonizar 6 meses sin riego pero no tolera estar con los pies totalmente inundados. Con esto desmitificamos que las orquídeas necesitan demasiada agua y son complicadas!. Quiero decirles que se animen a empezar a cultivar estas hermosas plantas que nos dan una belleza extraordinaria a la vista y al alma. Pero ¡Ojo!, les advierto que quien entra en el mundo maravilloso de ellas, es un camino sin retorno!
Acá les doy algunos consejos útiles para tener en cuenta en el cultivo!
Todas aquellas especies de orquídeas que queremos que se adapten al clima dónde nosotros vivimos, primeramente debemos investigar el lugar de dónde provienen esas plantas. De ésta manera conoceremos si se pueden cultivar al exterior o en el interior de nuestro hogar, como así también poder saber cuáles son los requerimientos de la luz solar que necesitan para elegir el lugar adecuado para su correcto desarrollo.
Es muy importante tener en cuenta que las plantas que compramos sean sanas y bien enraizadas, es decir, que estén firmes en sus macetas o bien montadas sobre los troncos. Por esto siempre hay que acordarse de una frase célebre que dice: ¡Orquídea suelta, orquídea muerta!
Las plantas que se adaptan mejor al clima de Buenos Aires pertenecen a los géneros Cymbidium, Miltonia, Oncidium y Dendrobium tipo nobile que pueden cultivarse todo el año al exterior, siempre y cuando estén reparadas de las heladas, las lluvias y del sol directo del verano. En cambio, las Phalaenopsis y los Dendrobium phalaenopsis necesitan una temperatura mínima nocturna de 14 grados aproximadamente, por lo que en los meses invernales es indispensable proporcionarles un lugar luminoso y calefaccionado. Les quiero contar aquí, que nosotros en Buenos Aires, tenemos una orquídea nativa de hábito terrestre que es muy frecuente en los parques de nuestras casas, y se llama Chloraea membranacea. Debido a los cortes continuos de nuestro césped y por falta de conocimiento de las características morfológicas de esta planta, estamos haciéndola desaparecer lamentablemente.
Siempre hay que elegir lugares bien ventilados o con mucha corriente de aire para evitar enfermedades (Bacterias, hongos y virus) y plagas (Insectos y roedores).
Tratar de ubicar las plantas en lugares soleados en otoño e invierno y en la primavera y el verano hay que evitar que reciban el sol directo del mediodía.
Con respecto al riego, es importante diferenciar entre frecuencia y cantidad. La cantidad de agua suministrada debe ser siempre la misma y variar la frecuencia. Durante el invierno no es conveniente regar seguido y una forma de medirlo es dejando secar el sustrato entre riego y riego. Debemos ir aumentando dicha frecuencia a medida que aumenta la temperatura, llegando a regar día por medio en los meses más calurosos durante el verano. Una manera de medir la humedad es poniendo el dedo en el sustrato, y si observamos que está totalmente seco, es el momento de realizar un riego.
Fertilizar cada 15 días con un fertilizante equilibrado a la mitad de la dosis que se recomienda para otras plantas, desde el mes de septiembre hasta el mes de marzo.
Si se cultiva sobre troncos, el riego debe ser diario durante los días más calurosos del verano.
El trasplante debe realizarse en primavera y en cualquier momento si la planta está en una situación crítica. Generalmente se hace cada 3 años aproximadamente y siempre hay que trasplantarla a una maceta no demasiado grande, teniendo en cuenta que no exceda mas allá de dos dedos del diámetro total de la planta. Se recomienda colocar piedra en la base de la maceta y sólo corteza de pino como sustrato para favorecer el drenaje del agua de riego. Éstos materiales se adquieren en cualquier vivero y el tamaño de la corteza se elige de acuerdo al grosor de las raíces de las plantas, usando corteza grande para las que tienen raíces gruesas (ej: Phalaenopsis), corteza mediana para raíces medianas y corteza chica para raíces finas (ej: Oncidium).
La mayoría de las orquídeas florecen una vez al año, salvo algunos géneros que pueden llegar a tener dos floraciones anuales. Algunos géneros como Cymbidium y Phalaenopsis tiene su floración muy prolongada, por lo que se aconseja siempre no dejar que las flores se marchiten en la planta y esto les quite nutrientes que favorecerán la brotación y la floración del año siguiente.
Asistir a cursos, charlas o hablar con personas experimentadas en el cultivo para que nos ayuden a ubicarlas en el sitio apropiad. Es importante visitar las exposiciones para estar en contacto con los cultivadores que siempre están dispuestos a dar consejos para orientarnos como mantenerlas saludables.
Hay que tratar de asegurarnos que las plantas que adquirimos sean provenientes de cultivos y no que provengan de la depredación indiscriminada de lugares naturales o de especies que están en peligro de extinción. Por eso debemos tomar conciencia de esta situación e informarnos bien de dónde provienen, para así cultivarlas con amor y dedicación de la manera más exitosa posible.