La celda fundacional

 



Mientras para la mayor parte de las ciudades la cuestión comienza con una piedra, para Ushuaia los orígenes tienen ruido a cadenas.

Ushuaia está a los pies de los últimos tramos continentales de la Cordillera de los Andes, con altitudes por debajo de los 1500 msnm. Las sierras que la rodean son la Martial, con los montes Martial, Roy, del Medio y Dos Banderas y en donde se aloja el glaciar Martial, y la sierra Sorondo, donde están el cerro Cloche y los turísticamente famosos monte Olivia y monte Cinco Hermanos.
Hacia el norte, del lado sur del lago Fagnano, está la sierra Alvear, donde se encuentra el cerro del mismo nombre. Entre la sierra Alvear y la sierra Martial está la sierra Vinciguerra. Hacia el este de Ushuaia se encuentra la sierra Lucas Bridges, donde se encuentra la mayor altura del sector argentino de la isla Grande de Tierra del Fuego: el cerro Cornú, con 1490 msnm. Además se localiza el cerro Guanaco, en el cordón del Toro, dentro del parque nacional.
Tanta geografía de talla hermosa se refugiaba en el punto más austral sin ser habitada. Como alternativa de poner pie en el terreno y conservar la soberanía, se inicia el camino del penal más al sur del continente. 
En la Isla de los Estados el primer Presidio Militar estuvo en San Juan de Salvamento entre 1884 y 1889. Fue trasladado a Puerto Cook en 1900, y en 1902 nuevamente trasladado a Bahía Golondrina en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Situado al oeste de la ciudad de Ushuaia (actual entrada al Aeropuerto).
La cárcel para presos civiles comenzó como Colonia Penal en 1896. Pero luego se cambió de idea y en 1902 comienza la construcción del actual edificio con 5 pabellones.(1902-1947)
Cuando se construyó en la fueguina Isla de los Estados el faro de San Juan de Salvamento (apodado el Faro del Fin del Mundo), en la misma bahía se levantó una cárcel militar. Trasladada luego a Puerto Cook, dentro de la misma isla, en marzo de 1899 se juzgó conveniente reubicar el presidio en la Isla Grande de Tierra del Fuego, para prevenir las enfermedades causadas por la extrema humedad y frío de la isla. Además, la falta de infraestructura para el trabajo de los prisioneros hacía improductiva su prisión; la mejor dotada Isla Grande permitiría destinarlos a cumplir tareas de forestación y minería, además de ser un destino considerado más humanitario.
El 30 de noviembre de 1902, 36 de los prisioneros fueron llevados a la Isla Grande, con la mayor parte de las instalaciones, para preparar el edificio definitivo del penal (Pabellón 1 o «Histórico»). Los acompañaba el jefe del presidio y quince soldados destinados a su custodia. Una semana más tarde, los 83 presos que permanecían en Cook se amotinaron, y 51 de ellos escaparon en los pequeños navíos disponibles en la isla. El motín de Puerto Cook acabaría en desastre para los huidos: siete de ellos murieron, y 39 fueron apresados por Enrique Fliess, el teniente de fragata encargado de la base militar, o por Horacio Balivé, que capitaneaba el ARA Azopardo, un buque de la Armada que llevaba material para el nuevo faro en construcción en la Isla de Año Nuevo. Capturados y juzgados nuevamente, fueron finalmente trasladados a Ushuaia.

El primer “hotel”

Construido paulatinamente en la zona este de la ciudad de Ushuaia, el penal alcanzó a tener cinco pabellones principales, alojando más de 540 presidiarios; carecía de muro de circunvalación, estando este suplido por un alambrado. Unas 250 personas, entre guardiacárceles y celadores, custodiaban a los penados. Los pabellones estaban dispuestos en estrella, alrededor de un vestíbulo central; cada uno de ellos contaba con dos pisos, en los que se alineaban a ambos lados celdas de unos cuatro metros cuadrados; eran 380 calabozos con muros de roca de 60 centímetros. Cuando la población del penal excedía su capacidad, las caballerizas se transformaban en improvisadas celdas comunes, alojando cada una unos 40 o 50 reclusos.1
A los reclusos se les proporcionaba educación primaria, en caso de no tenerla, y una retribución por los trabajos realizados. Existían rudimentarios talleres de carpintería, herrería, imprenta, mecánica y zapatería; otros reclusos trabajaban cubriendo las necesidades de la propia población del presidio. Los que se consideraban de buena conducta trabajaban en la tala de árboles para leña, y en las últimas etapas de su funcionamiento en las obras pública para la ciudad que también estaba en construcción. Un pequeño tren que conducía hasta la actual ubicación del Parque nacional Tierra del Fuego transportaba a los reclusos. Existen archivos fotográficos en el propio museo del Presidio que dejan constancia de que hacia la década de 1920 los presos formaban una banda de música que animaba a los habitantes en los días domingo.
El penal fue uno de los principales motores de la actividad económica de la ciudad hasta que el 21 de marzo de 19473​ fue clausurado por Roberto Pettinato (padre) por órdenes del presidente Juan Domingo Perón, basado nuevamente en motivos humanitarios. Los prisioneros fueron derivados hacia otras cárceles ubicadas en el sector continental de la Argentina. Luego del cierre del Presidio, tanto el predio como los edificios pertenecientes al mismo fueron entregados a la Armada Argentina que hizo del lugar una extensión de la Base Naval Ushuaia, situada inmediatamente al lado.
Durante la dictadura de Lonardi serán detenidos los sindicalistas Andrés Framini, J. Natalini, José Espejo, Eduardo Vuletich, Hugo Di Pietro, José Alonso, así como Héctor J. Cámpora -quien años después sería elegido presidente de la Nación- junto a 2200 dirigentes más que fueron recluidos en el penal de Ushuaia.
Hoy es uno de los atractivos históricos centrales de la ciudad y es fiel letra de una forma de construir soberanía muy poco tradicional. Una experiencia que dista de las antípodas del hotel más exclusivo de la ciudad, Las Hayas Ushuaia Resort, donde aun hoy se puede vivir en primera persona, la experiencia de transitar paisajes desbordantes de emociones y placeres, de exploración y descubrimiento. Tierra del Fuego, enmarcada en un escenario de encanto y belleza, ofrece la diversidad de contemplar únicos escenarios como las estepas del norte, los lagos y los bosques del centro, los picos y los glaciares de la imponente cordillera y los misterios, historias y leyendas insondables del Canal Beagle, todo ello, incluso el histórico penal, bajo la belleza de la experiencia Las Hayas.