23/08/2006 - Buenos Aires - El jefe del gabinete de ministros, Alberto Fernández, dijo que los dirigentes radicales que rechazan concertar con el jefe del Estado "deberían ser menos soberbios" y "buscar cuáles son sus propias incapacidades" antes de criticar al Gobierno.
Estos dirigentes "demuestran la propia inoperancia, que tiene que ver con la ceguera de no ver lo que pasa y con la incapacidad de entender que el narcisismo con el que gobiernan su partido finalmente opera como un expulsor de gente", indicó a la emisora local Radio América.
Fernández subrayó que muchos de los dirigentes radicales tienen "vocación de permanecer cuando su tiempo ha concluido" y cargó con especial énfasis contra el ex presidente argentino Raúl Alfonsín (1983-1989).
"Escucharlo hablar de riesgo energético, cuando su gobierno nos condenó a estar seis horas sin luz por turnos a todos, es mucho. También es difícil de comprender cuando habla de calidad institucional, después de haber promovido las leyes del perdón" a los represores de la última dictadura militar (1976-1983), añadió.
Por el contrario, el jefe del gabinete defendió a los dirigentes radicales que apoyan la concertación, al considerarles "gente de bien, de conducta integral, que está dedicada a trabajar por la sociedad".
Fernández rechazó así las críticas de la oposición que señalaban que el Gobierno distribuye dinero y obras entre estos dirigentes de la UCR, la segunda fuerza parlamentaria del país, para que se sumen al proyecto de concertación oficial.
"Nadie puede pensar seriamente que en Argentina se compren voluntades por esa vía. Habla muy mal que lo piensen del Gobierno, pero mucho peor que lo piensen de sus propios correligionarios", afirmó.
El martes, la cúpula de la UCR ratificó su rechazo a concertar con el Gobierno y, si bien manifestó su certeza de que no habrá una fractura en el partido, admitió que muchos dirigentes radicales deberán abandonar la centenaria agrupación política si desean alinearse con Kirchner.
El pulso entre el sector que conduce el partido y el que pretende concertar con el Gobierno puede llegar a dirimirse el viernes y sábado próximos en la ciudad de Rosario, donde se celebrará la Convención Nacional del radicalismo que fijará la política electoral de la UCR de cara a las elecciones generales de 2007.
Los dirigentes afines a Kirchner se han ganado el mote de "radicales K" y están liderados por cinco de los seis gobernadores de provincias en manos de la UCR: Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Julio Cobos (Mendoza), Miguel Saiz (Río Negro), Arturo Colombi (Corrientes) y Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca).
A ellos se suman 183 alcaldes sobre un total de 450 de todo el país que responden al radicalismo.
El otro sector, encabezado por el titular del partido, Roberto Iglesias, y que cuenta con el apoyo de Alfonsín, la figura más emblemática de la UCR, impulsa la candidatura de Roberto Lavagna, quien dimitió en noviembre pasado como ministro de Economía del gobierno de Kirchner y ahora está enfrentado con el Ejecutivo. EFE