19/10/2006 - Buenos Aires - "Siempre digo que estamos tratando de salir del infierno y que espero que cuando termine mi mandato, el 10 de diciembre de 2007, pueda decir que estamos en las puertas del purgatorio. Y por ahí aparecen arrebatos de este infierno, como pasó ayer, martes, pero va a ganar el amor", dijo el gobernante peronista.
El presidente sostuvo que vio "con profunda pena" la batalla campal que se desató en la finca "17 de octubre" de la localidad de San Vicente, donde grupos sindicales rivales se enfrentaron con palos, piedras y armas de fuego, lo que causó entre 40 y 60 heridos.
En un encendido discurso durante un multitudinario acto público realizado en las afueras de Buenos Aires, Kirchner dijo que "las cosas que suceden no son de casualidad".
"Hay que apuntar contra Kirchner para frenar el cambio, para frenar el nuevo país que ejecutamos. En la oscuridad se mueven aquellos que quieren perturbar el ánimo de los argentinos porque no aceptan ni admiten que Argentina esté creciendo", advirtió.
Kirchner tenía previsto participar en el homenaje a Perón con motivo del traslado de los restos del tres veces presidente argentino a un nuevo mausoleo levantado en una finca que perteneció al general, pero desistió de concurrir una vez que se desataron los disturbios.
"Les pido que me cuiden y que ayuden a corregir los errores porque estamos haciendo una Argentina distinta y yo los necesito porque solo no puedo. Y está visto que con lo que pasó ayer, martes, solo no puedo. ¡Los necesito, hermanos míos! Les ruego que me acompañen", reclamó el jefe del Estado.
Por su parte, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, se comprometió a "identificar a cada uno de los violentos del día de ayer, a cada uno de los que agarraron un palo o un arma con cualquier pretexto".
Hasta ahora el único detenido por los graves incidentes es Emilio Quiroz, un empleado del sindicato de camioneros a quien las cámaras de televisión registraron cuando disparaba con una pistola durante los enfrentamientos.
Varios testigos relataron que la feroz pelea fue protagonizada por miembros de los sindicatos de camioneros y de obreros de la construcción.
Solá dijo que se trató de "un grupo de traidores" que arruinó "la fiesta de miles" y se lamentó al ver "mucha gente llorando de odio, de bronca y de dolor por Argentina por (culpa de) doscientos tipos (hombres) como máximo".
"No vamos a permitir más que los violentos sean impunes. Podremos haber cometido muchos errores por tolerancia, y la tolerancia es siempre una condición bienvenida en un país donde hay muchos intolerantes. Pero todo tiene un límite", sostuvo el gobernador.
Solá dijo que "un acto público, que debió ser una fiesta, por imprevisión o lo que fuera, fue aprovechado por estos vándalos para hacer lo que querían".
Calificó a los responsables de los incidentes como "patoteros" (violentos) "que tienen teléfonos móviles, tienen dinero, tienen salario, no trabajan, pero tienen armas, fierros y se comunican entre sí".
"Le vamos a pedir a las instituciones que pueden haber sido tomadas sin darse cuenta, que pueden haber sido engañadas, que admitan que han sido engañadas, que admitan que tienen pus adentro y que lo tienen que limpiar también ellas", afirmó Solá en un velado mensaje a los sindicatos.
El traslado de los restos de Perón (1895-1974) desde un cementerio de Buenos Aires a la finca situada a 40 kilómetros de la capital del país fue organizado por las 62 Organizaciones Sindicales Peronistas, que responden al gobernante Partido Justicialista. EFE
