Tatuajes y piercing entran en los código de la vestimenta empresarial


Tatuajes y piercing entran en los código de la vestimenta empresarialNumerosas empresas norteamericanas han comenzado a incorporar los tatuajes y los "piercing" en los códigos de aspecto físico que incluyen en sus contratos a fin de atraer a los jóvenes profesionales más brillantes.


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01/11/2006 - Nueva York - Según una encuesta sobre arte corporal elaborada por la Academia Norteamericana de Dermatología, en los últimos años en Estados Unidos la mitad de los jóvenes con edades entre 18 y 29 años se ha realizado un tatuaje o un "piercing", lo que explica los nuevos criterios empresariales.

En 2003 sólo el 15 por ciento de los adultos de EEUU se había tatuado, mientras que tres años más tarde casi uno de cada cuatro norteamericanos han grabado en su piel algún motivo, un porcentaje que se eleva al 36 por ciento en el caso de los menores de 30 años.

Pero el arte corporal va más allá de los tatuajes.

Uno de cada tres norteamericanos entre 18 y 29 años han perforado su cuerpo con un "piercing", por lo que buen número de empresas han decidido adaptar sus códigos de vestimenta a los tiempos actuales, siempre y cuando las novedades no afecten a la imagen de la compañía o la relación con sus clientes.

Hacer que los trabajadores se sientan a gusto es una forma de evitar la fuga de los jóvenes talentos a otras corporaciones donde sean tratados con más libertad.

En realidad se trata de facilitar un compromiso entre ambas partes.

El estudio demuestra que sólo el 15 por ciento de los tatuajes son visibles cuando se viste la ropa de trabajo, mientras que la mayoría de los "piercing" están en la cara, por lo que se pueden quitar fácilmente, en los casos que sea necesario.

El código de vestimenta es un apartado habitual en los contratos de EEUU, y la discusión de sus términos un elemento de polémica que ha conseguido que en pocos años se haya pasado de unas breves nociones generales a reglamentos de varias páginas.

Muchas compañías, sobre todo aquellas que tratan de atraer a clientelas jóvenes -como diseñadores de moda, salones de belleza o grandes firmas de ropa-, han tenido más fácil su adaptación a los nuevos tiempos.

Sin embargo, algunas empresas se resisten al cambio y se mantienen estrictas en cuanto a la moda de sus empleados, algo que ha dado lugar a conflictos entre empleado y empleador, que en muchos casos han tenido que ser dilucidados en los tribunales.

El llamado caso Costco contra Cloutier ha sido hasta la fecha el pleito más famoso relacionado con el conflicto entre la mentalidad empresarial y el ansia de individualidad.

Costco Wholesale es una gran cadena de supermercados con más de 200 puntos de venta al público en todo el país, que despidió a una de sus empleadas, de apellido Cloutier y que se negó a cubrir o quitarse el "piercing" de su ceja.

La joven decidió denunciar a la empresa por despido improcedente y pidió una indemnización.

La ex empleada alegó ante el tribunal de distrito federal de Indiana (EEUU) que su negativa atendía a motivos religiosos, ya que formaba parte de la "Iglesia de la Modificación Corporal" (CBM, según sus siglas en inglés).

Esta peculiar iglesia, creada en 1999, aglutina a más de 1.000 fieles que participan de los "piercing", tatuajes y demás técnicas de manipulación del físico.

Según los estatutos del CBM, recogidos en su página web, su misión es que sus miembros "se desarrollen como individuos a través de la modificación corporal y así propiciar el crecimiento de su cuerpo, su mente y su espíritu".

Sin embargo, la corte federal señaló en su sentencia que la ex trabajadora no tenía razón en su petición, ya que estimó que Costco había tratado de acomodar la religión de la joven a su puesto de trabajo accediendo a que se cubriera el "piercing" con una tirita o un plástico, a lo que se negó la demandante.

Además, el tribunal creyó que de haber accedido a las pretensiones de Cloutier habría sentado un precedente para que los miembros del CBM o cualquier grupo similar denunciaran a sus empleadores, con el resultado de más litigios y más costes. EFE

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