28/09/2006 - Nueva York - El Comité de la Cámara de Representantes que investiga lo ocurrido en HP convocó hoy a los máximos directivos de la empresa, así como a los investigadores contratados para espiar a periodistas y empleados.
El objetivo de espiar a periodistas y empleados era determinar de dónde procedían las filtraciones de información que sufría la compañía.
Los congresistas obtuvieron pocas respuestas, pues la mayoría de los comparecientes se acogieron a la quinta enmienda constitucional, que les permite guardar silencio para no incriminarse en el asunto.
Entre los que se negaron a hablar figura la directora jurídica de la empresa Ann Baskins, que se ha convertido en la última de los directivos que han abandonado la compañía por este escándalo, entre ellos la presidenta Patricia Dunn, la única que sí habló ante los congresistas.
Dunn reconoció que cuando accedió al cargo, hace unos meses, uno de los principales encargos que recibió del consejo de administración fue determinar de dónde procedían las filtraciones que sufría la empresa.
Una de las filtraciones afectó a las deliberaciones privadas en el consejo sobre la salida de Carly Fiorina, entonces presidenta ejecutiva de HP.
Dunn, que abandonó el cargo el pasado viernes, dijo que cuando accedió a la presidencia pensó que la investigación, comenzada en 2005, había sido autorizada por Bob Wayman, director financiero y consejero delegado en funciones.
Dunn habló entonces con Kevin T. Hunsaker, responsable de ética en Hewlett-Packard, que contactó por medio de un intermediario con el investigador privado Ron DeLia, de la firma Security Outsourcing Solutions, y también citado hoy en la Cámara de Representantes, pero que se negó a declarar.
La ex presidenta aseguró hoy en el Congreso que en todo momento pensó que el sistema para rastrear las llamadas telefónicas de los empleados y periodistas era legal, y basado en información pública disponible.
Pero el sistema utilizado, de dudosa legalidad, fue el "pretexting", que consiste en llamar a una compañía de teléfonos simulando ser su cliente para obtener información.
Ello ha motivado la apertura de una investigación por parte del Departamento de Justicia, la Fiscalía de California, la Comisión de Valores (SEC), además del Congreso, que trata de determinar cómo fue posible que la empresa se viera envuelta en este escándalo.
Ambas cámaras del Congreso estudian medidas para sancionar esa práctica, aunque no está claro si podrán aprobarlas antes de las elecciones de noviembre, debido a la apretada agenda legislativa.
"¿Donde estaba la responsabilidad del consejo de administración en ese momento", se preguntó hoy públicamente el demócrata John Dingell, tras conocer que la empresa tuvo conciencia, en un determinado momento, de que los métodos no eran apropiados.
Por su parte, el presidente del comité del Congreso encargado de la investigación, Edward Whitfield, mostró su confianza en que, con estas audiencias, "entendamos mejor por qué ninguna de estas personas tan inteligentes y experimentadas tuvo el sentido común y el coraje de decir 'basta'".
Dunn fue sustituida el pasado viernes por Mark Hurd, quien en una declaración escrita, reconoció hoy haber participado en algunas de las reuniones en que se habló de las investigaciones.
También reconoció haber autorizado el envío de un correo electrónico con información falsa a un periodista para tratar de determinar de dónde procedían las filtraciones.
Entre los informadores investigados figuran periodistas de "Cnet", una revista online de tecnología con sede en San Francisco; del "The New York Times" y del "The Wall Street Journal". EFE
El escándalo de espionaje en Hewlett Packard llegó hoy al Congreso de EEUU, donde los implicados recibieron una reprimenda por un asunto que se ha cobrado varias dimisiones, la última la de la directora jurídica Ann Baskins. 
