Buenos Aires Existió


Buenos Aires ExistióHay gente que cree que no, pero Buenos Aires existió. Los diarios y los programas de televisión –a favor y en contra del gobierno- se aliaron durante mucho tiempo para negar esta información. Pero existió...


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22/12/2010 - ...Era una capital cosmopolita, superpoblada, insalubre, pero sobrevivía.

Hasta que un día, un grupo de personas que provenían de Groenlandia ocuparon la Plaza de Mayo, la lotearon y comenzaron a instalar viviendas ahí.

Los políticos de derecha y los de izquierda entraron a debatir si debían echarlos o no. Y si era preciso hacer cumplir los códigos que indican que estaba vigente el derecho a la propiedad privada y a la pública, todavía.

Pero nadie se animaba a sacarlos, como se debía, a patadas en el culo, como sí ocurría en los demás países del planeta. La sensación de inseguridad crecía, y se la comparaba con aquella época en la que los dólares quedaron atrapados en los bancos, y el uno a uno pasó a ser cuatro a uno. Sin embargo, pensando en como llegar mejor parado a las próximas elecciones, nadie tomaba decisiones.

El Ministro de Justicia propuso nombrar a Maru, la famosa cocinera televisiva, como jefa de la policía, para que ella fuera con sus tortas y platillos salados a conquistar a los okupas y convencerlos de que se volvieran a Groenlandia, o sino, tal vez, incitarlos a que buscaran algún trabajo e intentaran rentar una vivienda, como hacían los inmigrantes del siglo pasado.

Pero la cocinera no aceptó. Se dio cuenta que los okupas estaban demasiado gordos y ella les iba a aumentar el colesterol con sus delicias.

Se intentó luego persuadirlos –a los tomadores ilegales del predio- utilizando maestras jardineras, monaguillos, violinistas del Colón. Nada que los ponga nerviosos, desde ya. Pero los okupas solo respondían con piedrazos.

Alguien le recordó al capo de la cámara de senadores que un tal Thomas Hobbes y otro muchacho, Rosseau, habían hablado, en los pilares del sistema que nos sostiene, del Contrato Social, del Estado Regente al cual los hombres que se advenían a cumplir con las normas sociales, le entregaban las armas para que los protegiera. Un psicoanalista famoso se refirió a la licuación de la Ley del Padre en la sociedad y los peligros que eso atañe a la salud mental de la población.

Pero, mientras unos y otros discutían, otras familias de distintos países del mundo llegaban a Buenos Aires a ocupar casas, terrenos, canchas de fútbol, autódromos. La voz se había corrido, la tierra prometida (no sabemos por quién a quienes, pero prometida) estaba disponible y todo el mundo ya tenía noticias de que aquí “no pasa nada”.

Cuando muchos espacios públicos y privados se llenaron de familias, comenzaron a ocuparse las iglesias, los destacamentos militares, las escuelas, la Casa Rosada. Cortaron calles y avenidas. Y ya nadie intentó sacarlos de ahí. Y la gente dejó de decir “Buenos Aires es tierra de nadie”, ahora la frase era “Buenos Aires es tierra de todos”. De todos, claro, menos de los porteños, desde ya, quienes debieron emigrar, espantados, y desde entonces viven en barcos, cruceros y lanchones, dando vueltas frente a la costanera, día y noche. Soñando algún día regresar a su patria.

La ex Buenos Aires, hoy Ciudad Okupa, no conserva, igual, una vida feliz. Se han avistado naves interplanetarias que sobrevuelan cada tanto el parque Iberoamericano, y la avenida 9 de Julio, y se sospecha una inminente invasión de alienígenas. Los okupas (humanos) espantados han rogado a las autoridades que los defiendan de los platos voladores que los acechan, pero los funcionarios viven preocupados por buscar en el diccionario qué tipo de xenofobia es el rechazo a los marcianos o a los saturninos, para evitarla, obvio, y están tirando líneas para ofrecerle a la autora de Harry Potter la jefatura del ejército, a fin de proponer ideas originales para interpretar –y normalizar jurídicamente- la ilegalidad de los extraterrestres invasores.

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Luis Buero para Pergaminovirtual.com