Sociedad | El periodismo en la Argentina
¿Periodismo en la mira? Las polémicas expresiones oficiales que reavivan el debate sobre la libertad de prensa
Las recientes declaraciones del ministro Luis Caputo, en lÃnea con los dichos del presidente Milei y referentes libertarios, avivan la discusión sobre el rol del periodismo en la Argentina. La necesidad de distinguir entre operadores, militantes y comunicadores se vuelve clave en medio de la tensión.
Hace 8 horas.
En un contexto político de alta exposición mediática y polarización, el ministro de Economía, Luis Caputo, sorprendió al sumarse a la ofensiva oficialista contra los medios de comunicación. En su cuenta de la red social X (ex Twitter), el funcionario compartió una dura reflexión sobre el futuro del periodismo argentino, tras una encuesta mencionada por el periodista Jonathan Viale.
Caputo sentenció: “Esa encuesta no es otra cosa que un anticipo de lo que inevitablemente va a suceder a menos que el periodismo tome nota y cambie: es una profesión que tiende a desaparecer. Y nada tiene que ver este gobierno. Es puro mérito propio”.
Lejos de tratarse de una postura aislada, sus palabras se alinean con los dichos del presidente Javier Milei, quien durante el Día del Trabajador redobló la apuesta al afirmar que los argentinos “no odiamos lo suficiente a los periodistas”. La frase fue en respuesta a un cuestionamiento del periodista Diego Brancatelli, y reavivó una línea discursiva que sostiene desde su campaña.
En paralelo, figuras del universo libertario como Daniel Parisini, alias “El Gordo Dan”, llevaron la discusión a un nivel aún más controvertido. El streamer sugirió meter presos a periodistas por decreto, recordando un hecho ocurrido durante el gobierno de Raúl Alfonsín, algo que generó fuerte repudio en distintos sectores.
Este clima se refuerza con trascendidos sobre una inminente resolución de la Secretaría de Comunicación que restringiría el acceso de periodistas a Casa Rosada, modificando el mecanismo de acreditaciones. La medida apunta a reemplazar a algunos cronistas por tuiteros y comunicadores afines a la “batalla cultural” libertaria.
En ese marco, desde el oficialismo aseguran que eliminar la pauta oficial es una medida que fortalece la libertad de prensa, aunque para muchos analistas y entidades periodísticas, el hostigamiento verbal y el sesgo en la selección de voceros públicos amenaza con empobrecer el pluralismo.
La realidad es compleja: como en toda esfera de poder —sea política, empresarial o judicial—, el periodismo también alberga sectores militantes, operadores y comunicadores honestos. En medio de la generalización, el riesgo es perder la confianza en el trabajo informativo de calidad, tan necesario en democracias sanas.