El Paraíso de Dante | |
Extrañándote
11:33 PM, 26/5/2007
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Silencios Ternura, deseo Y cierro los ojos
"Cuando mi dedo por descuido..."
10:09 PM, 25/5/2007
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CONTACTOS. La figura refiere a todo discurso interior suscitado por un contacto furtivo con el cuerpo (y más precisamente la piel) del ser deseado. Por descuido el dedo de Werther toca el dedo de Carlota, sus pies, bajo la mesa, se encuentran. Werther podría abstraerse del sentido de las casualidades; podría concentrarse corporalmente en esas endebles zonas de contacto y gozar de ese trozo de dedo o de pie inerte, de una manera fetichista, sin inquietarse por la respuesta (como Dios- es su etimología- el Fetiche no responde). Pero precisamente Werther no es perverso, está enamorado: crea el sentido, siempre, en todas partes, y es el sentido el que lo hace estremecerse: está en el incendio del sentido. Todo contacto, para el enamorado, plantea la cuestión de la respuesta: se le pide a la piel que responda. (Presiones de manos- inmenso expediente novelesco- , gesto tenue en el interior de la palma, rodilla que no se aparta, brazo extendido, como si tal cosa, a lo largo de un respaldo de diván, y sobre el cual la cabeza del otro va poco a poco a reposar, son la región paradisíaca de los signos sutiles y clandestinos: como una fiesta, no de los sentidos, sino del sentido) Charlus toma el mentón del narrador y deja ascender sus dedos magnetizados hasta sus orejas, "como los dedos de un peluquero". Este gesto insignificante, que yo comienzo, lo continúa otra parte de mí; sin que nada, fisicamente, lo interrumpa, se bifurca, pasa de la simple función al sentido deslumbrante, el de la demanda de amor. El sentido (el destino) electriza mi mano; voy a desgarrar el cuerpo opaco del otro, a obligarlo (ya sea que responda, o que se retire, o que deje hacer) a entrar en el juego del sentido: voy a hacerlo hablar. En el campo amoroso no hay acting-out: ninguna pulsión, tal vez incluso ningun placer, nada más que signos, una actividad desprovista de habla: disponer, en cada ocasión furtiva, el sistema (el paradigma) de la pregunta y la respuesta.
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