Soneto en tono triste
...a Belsay Guillén en su eterno aprendizaje...
En el arduo caminar que hoy me toca
exijo ante la vida y sus arcanos
que me digan por qué nuestras dos manos
se han soltado y callose vuestra boca.
Mi alma que hasta ayer fuera inmensa roca
volviose por tu ausencia en tenues granos,
semillero estéril, adustos llanos,
donde el agua de la fe es turbia y poca.
Mi norte será hallarte nuevamente
con mi alma atada al quejumbroso duelo
intentando salvar la senda trunca,
sin saber cuál dolor es más hiriente:
si el que dejó ayer tu alma en triste vuelo
o el pensar que no pude hallarte nunca.
Caracas, mayo 2003
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