La verdad sobre Sergio Massa

21/7/2014 - El enigma Sergio Massa y el fantasma “K” cuyo ADN todavía se desconoce

 El misterio del ‘señor misterio’ Sergio Massa y el kirchnerismo se reveló al filo del cierre del plazo para la presentación de las candidaturas. Jugando con la expectativa que había creado, el intendente de Tigre estiró al máximo la incertidumbre, como una forma también de cubrirse de las presiones kirchneristas y tener en ascuas a su gran rival para el 2015, Daniel Scioli.

En el camino, ese enigma llamado Massa, no se privó de negociar con nadie. Fiel al mote que le cabe de ser uno de los jefes de la línea “Aire y Sol”, fue de banda a banda porque orejeó cartas con De Narváez y con Scioli por igual y algunos hasta sostienen que no faltaron los emisarios oficiales, aunque sin el aval de la Presidenta.

El jefe comunal de Tigre, que fue Jefe de Gabinete de Cristina cuando renunció Alberto Fernández, tiene varias particularidades. Ha sido un administrador exitoso, no provoca rechazos y su discurso es tan amplio que se vuelve intangible. Es la misma fórmula de Scioli pero con más fuerza hoy y menos desgaste. Si hasta de su paso por el gobierno nacional casi nadie se acuerda ni tampoco le implicó factura alguna. En silencio fue, en los últimos tres años, recolectando a todos los molestos con el modelo que, por miedo a las represalias y al desierto, no podían hacerlo público. El ejemplo más patente es el de Darío Giustozzi, actual intendente de Almirante Brown y hasta no hace mucho ferviente kirchnerista. “Yo no cambié, el que cambió es el Gobierno. Pasó de estar orgulloso de la Corte a atacarla, de una banda de flotación administrada al cepo cambiario. De una diversidad política que lo enriquecía a una concentración que lo empobrece”, definió en las últimas horas quién ganó, en el 2011 con el 73% de los votos la elección en su partido.

Massa pues, que no se define ni como kirchnerista ni anti kirchnerista, sino como algo superador del actual modelo, se ha convertido en el principal enemigo del gobierno y el hombre que puede poner en riesgo cierto la victoria en la estratégica Provincia de Buenos Aires. En ninguno de los grandes distritos, el kirchnerismo corre con ventaja. En Córdoba la pelea con De la Sota lo debilitó, en Santa Fe tuvo que recurrir a una vieja figura peronista como la del ex gobernador Jorge Obeid que ha ido y vuelto en su relación con Reutemann y pidió expresamente el ocaso de Agustín Rossi. En la Ciudad de Buenos Aires, la Presidenta volvió a Filmus que ya lleva el palmarés de tres derrotas en el lomo para encabezar la lista teniendo que enfrentar encima al ganador de una interna del centroizquierda que promete pelear alto. En Mendoza, otro distrito importante, la candidatura del ex vice Julio Cobos es otra piedra en el zapato. Con este panorama, Buenos Aires vuelve a ser clave para asegurar la mayor colecta de votos oficial.

Al cabo, la elección del ignoto Martín Insaurralde buscó un perfil parecido al de Sergio Massa y el kirchnerismo. Conocido por sus amoríos con Florencia Peña (ahora le buscan conchavo con Jésica Cirio) el joven mandatario de Lomas de Zamora deberá repechar dos cuestas: el desconocimiento del electorado y un nulo margen de maniobra para manejar la campaña. La Presidenta ya anunció que será ella la que ponga la cara, sabiendo que es la única que puede traccionar y mantener fiel el voto kirchnerista. El riesgo es grande porque si gana será ella pero si pierde también, restando aún dos años de gobierno y sin chance alguna ya de buscar una reforma de la constitución.

Scioli, el hombre de amianto, se quedó sin el pan y sin la torta. No arregló con Massa, tampoco con De Narváez, se quedó con Cristina pero no le dieron nada, salvo algún cargo perdido en la lista de diputados. Poco, demasiado poco, para quién aspira a llegar alto. En esta instancia, el ex motonauta parece haber cometido el error más grosero que bien podría costarle su ambición de ser Presidente. Sabe que en el kirchnerismo no lo quieren pero lo necesitan. Aún así fue incapaz de imponer condición alguna o al menos, acallar los zamarreos constantes a que lo someten.

La gran pelea en el peronismo también abarca a De Narváez que abrochó con Moyano y De la Sota pero fue desairado por Macri y PRO. Es obvio que las posibilidades del empresario crecían si Massa no era candidato. Ahora deberá pelear por instalar quién es más opositor. “El es ella”, dijo el viernes en alusión al tigrense en la presentación de los candidatos y desnudando cuál será su estrategia de campaña.

La implosión peronista también podría perjudicar a la alianza de Alfonsín y Stolbizer. Es que hay un par de escenarios posibles. Que la elección se polarice entre dos listas o bien, que cada uno se quede con un cuarto del electorado. El detalle es que el origen de tres de las cuatro, es peronista con sus distintas vertientes.

Quedan pocas semanas para el 11 de agosto y se intuyen turbulentas. La realidad, con tantos frentes de conflicto abiertos, no parece ayudar al gobierno. La economía y ahora, la feroz pelea con la Corte Suprema, son dos combates que le consumirán muchas energías. Pero el kirchnerismo ha salido de peores circunstancias y sería un error darlo por muerto. Lo único cierto es que el 11 de agosto a la noche se sabrá, casi con certeza, que el mandato presidencial de Cristina terminará el 10 de diciembre de 2015. Y no habrá vuelta atrás. Con todo lo que eso significará para adentro y para afuera.

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