Pirata de la Vida

La vida llega a no tener sentido

Un nuevo amanecer se ha levantado hoy, sin embargo, todo sigue muy triste. Recuerdo una canción que dice: "afuera hace sol, pero es invierno en mi corazón".

No dejo de pensar en ella, en todos los recuerdos que ambos vivimos, en aquellas pequeñas discusiones, y en aquellos momentos de felicidad que juntos compartíamos en la intimidad, aquellas horas abrazados, aquellos momentos abriendo nuestro corazón, nuestro ser.

No puedo llegar a pensar que todo aquello que juntos compartimos puede llegar a caer en saco roto, no puede ser una actitud aparente. Algo más había, una especie de fuego que no llega a quemar. Como extraño aquel pasado, pero la vida sigue su curso, y hay nuevas cosas que descubrir, y con ella siempre lo he intentado hacer todo nuevo, darle siempre un sabor nuevo. Demostrarle que la sigo amando.

Pero mi cabeza, y como dije anoche, destruye todo significado del amor. La mente es tan autónoma, que ni uno mismo puede llegar a tener total dominio de ella (es lo que aprendí en Filosofía de la Mente). Como quisiera arrebatarle ese poder, y poner en su lugar a mi corazón, lo único puro que ya queda en mí. Él sabe de emociones y sentimientos, sin embargo, son razones sentientes que no llegan a destruir una razón mental.

Hoy ha sido un día demasiado duro. No he dejado de llorar, no he dejado de pensar en ella. Me odio a mí mismo, no tengo el derecho de que vuelva a mí, no puedo pedirle, y aunque se me encoge y llore y se duele mi corazón y brote lágrimas en mis ojos, no puedo pedirle que vuelva conmigo. No es justo que la haga infeliz, porque realmente la quiero, y es por ello, porque la quiero, no quiero que vuelva conmigo, porque sé muy bien que no me he comportado como debería haberlo hecho y porque le he hecho un daño que difícil podrá curar.

Quiero aclararme del todo, quiero demostrarle algún día que realmente la amo. Sin ella, mi vida no tiene sentido.

(escrito en la madrugada del martes 21 de mayo de 2007)