Pirata de la Vida

Un día para intentar olvidar

Son tres noches en las que apenas he podido dormir, y los sentimientos están enlutados.

Ya era suficiente soportar la pena de una relación que está rota, sin embargo, los sentimientos han llegado hasta lo más profundo. Una trágica noticia en la aurora del martes han hecho pedazos los corazones. Un día demasiado largo y con los ánimos por los suelos.

Tenía que olvidar mi situación personal y ser apoyo para mi madre. El día amaneció muy lluvioso, como ayer. Si tanto la noche del domingo como ayer lunes el cielo lloraba y tronaba, porque me acompañaba en el dolor intenso de lo que supone romper con una relación, ayer lloraba con toda mi familia y acompañarle en el dolor de la pérdida de una hermana, una madre, una abuela y una tía.

Un día muy frío, un día muy triste.

La llamé varias veces, para comunicarle lo ocurrido. No tenía apenas voz para decírselo, no sabía su reacción, no sabía si hacía bien o mal, pero tuve que ser valiente. Sería la primera vez que sabría de ella, desde aquel domingo. Su conversación era seca y cortante, y estaba en todo su derecho. Dado mi dolor, confundí su manera de expresarse, y avivó en mí una rabia, donde le envié un mensaje, al que estoy realmente arrepentido, no es precisamente lo que sentía mi corazón.

Una noche larga, una noche triste.

La noche en el tanatorio fue triste, a parte de que en mí había una esperanza de poder verla, pero cuanto más avanzaba el tiempo, más se desvanecía la esperanza y pensé que era lo mejor. No podía saber como iba a reaccionar, ni como iba a actuar.

Hoy miércoles, con la cara desencajada y con grandes ojeras, fui al funeral. Aunque estaba bastante calmado, era obvio que estaba conmovido por lo ocurrido. Durante el funeral estaba bien, hasta que la vi.

Allí estaba ella, junto a su madre. En ese instante quería que me tragase la tierra, pero también salir corriendo a sus brazos, sin embargo, me desmoroné completamente y comencé a llorar amargamente. No podía verla, sin embargo, no podía apartar mis ojos de ella. Qué ganas tenía de abrazarla, de sentirla cerca!!! No dejaba de llorar...

Nuestras miradas se cruzaron un instante, y yo me quedé inmóvil, y seguía llorando. ¿Cómo podía decirle todo lo que sentía en ese instante? Como me hubiera gustado decirle que la sigo queriendo, que no puedo estar sin ella, sin embargo, otra parte de mí decía que eso es fruto de lo que ocurría, que realmente es todo una costumbre, que no hay amor entre los dos, y eso golpeaba y martirizaba mi corazón una y otra vez y me desconsolaba.

La gente pensaría que lloraba de tal manera por la muerte de mi tía, sin embargo, no es así. Mi dolor era más inmenso porque no podía soportar el estar separado de ella, de ver que no está a mi lado, de pensar en todo el daño que le hecho durante todo este tiempo.

La hecho de menos, pero creo que es mejor así. Creo que de esta manera nunca sufrirá. Seré feliz sabiendo que ella es feliz, aunque sea en manos de otro que la haga feliz.

(escrito en la madrugada del miércoles 23 de mayo de 2007)