El verde eterno

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

El espacio más desbordante de naturaleza y nuevo de la vecina Santiago de Chile propone un día al aire libre en familia, solo o en pareja para conectarse con la fauna y la flora local. El parque del Bicentenario está ubicado a un costado del río Mapocho, entre el nudo vial Pérez Zujovic y la calle Isabel Montt, siendo una de las principales áreas verdes de Santiago, con una superficie total de 27 hectáreas que se extiende a lo largo de la ribera oriental del río. Cuenta con alrededor de 4.000 árboles, de los cuales más de 1.300 son especies nativas.
Su gran atractivo es la laguna Norte, con ingreso por calle Isabel Montt, donde conviven cisnes de cuello negro, flamencos, taguas, garzas y triles.

La forma más fácil de llegar en transporte público es tomando el metro hasta la estación Tobalaba de la línea 1 (roja), la que se encuentra a cerca de 1,5 km del parque. Desde la estación de metro, se puede ir caminando o tomar el colectivo C03 en el paradero de Nueva Providencia, entre las calles Holanda y Av. Luis Thayer Ojeda, la que te dejará a pasos del parque. El ingreso es libre y gratuito. Como espacio abierto, el parque no cuenta con horarios, aunque, por seguridad, se recomienda ir durante el día.
Tiene un ambiente tranquilo y familiar, con abundantes zonas para tenderse a la sombra de los árboles.

Tiene dos lagunas artificiales: la de los peces y la de las aves. La primera se encuentra en la parte sur y es uno de los sitios más bonitos del parque, ya que cuenta con una pasarela de madera y varias especies de plantas en los alrededores. Uno de los principales atractivos del Parque Bicentenario es la laguna de las aves, en la que se pueden ver flamencos chilenos, especie que también es conocida como flamenco austral. Además, allí se pueden ver los cisnes de cuello negro, una especie propia de Sudamérica. A esta laguna también han llegado de forma natural otras especies de aves, como garzas y taguas.

Un buen panorama para quienes visiten el parque con niños es ir a las zonas de juegos infantiles. Algunos tienen sombra, por lo que incluso se puede ir en días de calor.

Cuenta con varias esculturas, incluso con un sendero para ver varias de ellas. Sin embargo, la más conocida es La búsqueda de Hernán Puelma, la que se ha convertido en todo un ícono del parque. Un punto que suele ser bastante tranquilo es un oratorio al que se accede a través de una rampa de 16 metros de largo.

También cuenta con numerosos food trucks, en los que se puede comprar snacks, jugos naturales, helados, etc.

Un paseo que puede convertirse en una salida de día completo. Una joya espléndida de Vitacura.