La joya coral

 



TBA21 y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presentan After Nature, una instalación inmersiva de la artista Claudia Comte que pretende llamar la atención sobre la destrucción de los corales motivada por el cambio climático. La artista suiza ha investigado largamente los arrecifes de coral, su riqueza y los grandes riesgos que corren

En palabras de Francesca Thyssen-Bornemisza, fundadora y presidenta de TBA21: “After Nature habla de forma brillante de las extraordinarias formas de vida que son los corales, y Claudia Comte (que es una de mis compañeras de buceo favoritas) ha creado para esta exposición una obra inspirada en estas criaturas extremadamente complejas dándoles la forma orgánica e inconfundible de los corales. El viaje de tres años que nos trajo al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza comenzó durante una expedición de TBA21–Academy a Nueva Zelanda, dirigida por Chus Martínez. A esto le siguió una residencia en Alligator Head Foundation en Jamaica, un refugio para la conservación del océano y socio científico de Academy. Allí se puso de manifiesto la profunda dedicación de Claudia a su arte cuando emprendió un proyecto inspirado en el programa de regeneración de corales de la fundación, trabajando con la madera con su motosierra, a menudo al lado de una carretera o en una playa y colaborando con escultores y carpinteros locales como Eric Samuels y Weston Panton, e involucrándolos en todo el proceso”.

La exposición

Es complejo acceder al fondo del mar y, más aún, en contextos donde el océano está muy lejos. La exposición no intenta emular el fondo marino, pero sí acercarnos a él. La artista ha creado una atmósfera de formas e imágenes desde la que podemos abrirnos al mundo submarino: ¿Qué es un coral? ¿Pueden nuestros ojos realmente captar las múltiples señales de luz que emiten los animales del fondo marino? ¿Por qué desaparecen los corales? ¿Cuáles son sus consecuencias?

La artista ha dividido el espacio de la exposición en dos mundos: el mundo de la luz, el mundo de los corales y los arrecifes; y el mundo de la noche o el fondo marino, donde nuestros ojos apenas pueden competir con las circunstancias. Un gran mural en las paredes unifica esos dos mundos, como el agua en el mar. Ondas que asemejan olas, pero también las frecuencias de los vientos y las corrientes marinas, recorren todo el perímetro de la exposición. Sus colores, vivos, casi artificiales, están inspirados en las señales bioluminiscentes que muchos animales del fondo marino emiten para comunicarse.

En la primera sala, la luz ilumina una serie de corales tallados en madera. Para su realización se ha utilizado madera de árboles caídos, recolectada en la isla de Jamaica. Allí la artista realizó una residencia para entender el complejo proceso de regeneración de los corales. A Claudia Comte siempre le ha interesado la madera. En su región natal, Vallis, en Suiza, trabaja con los árboles y su memoria. En Jamaica decidió unificar por primera vez el interés por el bosque con su interés por lo que muchos llaman selvas del mar: los arrecifes de coral. Los corales de madera hablan de la belleza de sus formas, de su diversidad. Pero aluden también a la interconexión entre todo lo que constituye un biotopos. En la segunda sala, que representa la noche, el fondo marino, emergen de nuevo los corales y esta vez Comte los ha traducido a animación digital, a un estudio técnico y minucioso de sus formas.

“La instalación site-specific de Comte reúne aspectos característicos de su trabajo: la pintura mural como método para desorientar los sentidos en el espacio y las esculturas de madera; también introduce la inteligencia de la vida submarina, como la forma en que los peces usan la bioluminiscencia para enviar señales a través de su piel, y la presencia de corales como una llamada de atención para que los humanos aprendan a respetar el océano”, afirma Chus Martínez, comisaria de la exposición.

Además, en la segunda estancia, se proyecta un video que Chus Martínez describe como “una nueva familia de corales animados digitalmente. Se forman y se desforman, ofreciéndonos, traviesos, una nueva imagen de su morfología. Estos corales son los personajes de una historia que les gustaría contar al mundo”.

Esta exposición es el resultado de una invitación de TBA21–Academy a Claudia Comte para realizar una residencia en Alligator Head Foundation en 2019, la fundación que administra el East Portland Fish Sanctuary, uno de los espacios de conservación del océano más grandes de Jamaica, que alberga un importante centro de investigación y regeneración de corales. Allí Comte comenzó a desarrollar esta serie de esculturas –así como un jardín de esculturas submarinas-. Durante la residencia, la artista colaboró con el especialista en corales Colin Foord de Coral Morphologic de Miami y con el renombrado biólogo marino Dr. David Gruber de Nueva York.

La nueva serie de corales en madera reutilizada se origina durante su estancia en la isla, donde los escultores de la comunidad local de Portland contribuyeron al lijado y pulido de las obras. Este trabajo de Comte muestra su interés por los corales, una de las fuerzas vivas más espectaculares que existen, resultado de una relación simbiótica que genera grandes cantidades de oxígeno, y cuya extinción podría ejercer un profundo impacto sobre la vida en nuestro planeta.

La muestra se completa con una nueva pieza digital de Claudia Comte que se estrenará en la plataforma digital st_age.