Cómo aprender chino y no morir en el intento


En 2010 habrá en el mundo 100 millones de personas embarcadas en la difícil y ardua tarea -aunque no imposible- de aprender mandarín, según pronostica el gobierno chino.


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28/09/2006 - Pekín - En la actualidad, 40 millones de extranjeros estudian mandarín, según el Ministerio chino de Educación, y el interés crece de forma exponencial.

"El aumento ha sido general en todo el mundo", declaró a Efe Wang Luxin, director de la Oficina Nacional de Enseñanza del Chino como Lengua Extranjera. Destaca sobre todo el incremento en Japón, Corea del Sur, Tailandia e Indonesia, pero también en Francia, Alemania, Reino Unido y los Estados Unidos.

"En Latinoamérica acaba de empezar. Ahora con el rápido desarrollo económico de China los intercambios culturales con Hispanoamérica son cada vez más frecuentes. Los latinos han tomado nota de que el chino es un instrumento útil", agrega.

Ante la expectativa de que China se convierta en la gran potencia del siglo XXI, o al menos en inevitable para la economía, los políglotas del planeta se han puesto manos a la obra como sucediera en el siglo pasado con el inglés. Pero el chino es peculiar.

Al empezar a estudiar quedan por delante "sólo" 50.000 ideogramas, que no se llegarán a conocer en una sola vida. El nivel mínimo de alfabetización oficial exige 3.000 jeroglíficos; un universitario conoce 6.000 y un intelectual puede llegar a 10.000 si se aplica.

Para los extranjeros el chino no es un solo idioma, sino dos: el oral con su dificultad tonal, por un lado, y la vinculación de cada significado a la lectura y escritura de ideogramas, por otro. Un adulto tarda al menos dos años de mucho esfuerzo para un nivel elemental.

Pero hay esperanzas.

"El problema mayor que encuentro en mis alumnos es psicológico", declaró a Efe la colombiana Marianella Cabrera, catedrática de Mandarín la Universidad Sergio Arboleda (Bogotá), productora y hermana del cineasta Sergio Cabrera.

"Soy enfática en afirmar que la primera dificultad que tenemos es porque desde que nacemos estamos oyendo que hay que aprender inglés. En cambio, al pobre Hanyu (chino) nos lo están refiriendo siempre con todo lo que no se entiende...'¿Me estás hablando en chino?".

Cabrera recomienda "empezar con un profesor del mismo país y lengua, que tenga una base muy buena y una fonética perfecta del Hanyu" que ayude resolver "las incógnitas, misterios y secretos de esta 'incomprensible' lengua", ya que un profesor chino desconoce los desvelos del estudiante occidental.

"La dificultad que tenemos (los latinos) para aprender chino es por culpa de nuestra complicadísima lengua española. Lo difícil es el español, no el chino", y califica al mandarín como una lengua "sencilla y amable que no representa mayores dificultades que otras lenguas".

Para la sinóloga mexicana Flora Botton, el aprendizaje depende de "la cantidad de horas que se inviertan, la seriedad con la que se tome y su finalidad".

"Si uno juega a estudiar chino un par de veces a la semana no llegará a gran cosa. Si no vives en un lugar de habla china es necesario recurrir a cintas o encontrar sino-parlantes para practicar", explicó a Efe.

"Las dificultades del chino son conocidas de sobra: tonos, escritura y lectura con caracteres, conocimientos indispensables sobre algunos rasgos culturales... La gramática es lo más fácil".

Se puede aprender sólo el oral, pero "hablar y no leer es casi peor que leer y no hablar, es ser analfabeto".

Vivir en China tampoco es garantía de éxito. "Se puede vivir en China sin necesidad de aprender el idioma", explica Pablo Rovetta, uruguayo relacionado con China desde 1975 y que habla mandarín.

"Yo estudié dos años en el Instituto de Lenguas en Pekín, y lo estudié con una disciplina y métodos estrictos. Cuatro horas cada mañana y repasando por la tarde. Al acabar, mi nivel era tan bajo que no entendía lo que los chinos me decían ni las películas".

"En mi opinión, el chino se debe estudiar como una carrera. Eso no sucede con otros idiomas, que se estudian de forma paralela a la universidad. El chino se estudia como una profesión, como medicina o arquitectura", y confiesa Rovetta que "todavía" está estudiando "después de 31 años".

"El idioma está vivo y cambia constantemente. El chino de hoy no tiene nada que ver con el de hace 20 años, ha cambiado mucho por la apertura del país. Hay que actualizar constantemente el 'disco duro', porque su estudio se basa en la memoria, no existe un alfabeto. No quiero desilusionar a nadie, pero es así".

Rovetta recomienda que, para estancias inferiores a dos años en China, no merece la pena estudiar con esta intensidad, sino "memorizar 20 palabras para moverte y mejor dedicarse a la cultura".

Mientras tanto, un tercio de los chinos está estudiando inglés que, en opinión de Botton, seguirá prevaleciendo en el mundo como lengua reina al carecer de estas dificultades. EFE

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