29/10/2006 - Río de Janeiro - Un elector que murió de un infarto en un colegio electoral en Recife, algunas detenciones de personas que insistían en realizar propaganda electoral frente a las urnas y el robo de una urna electrónica en la Amazonía fueron algunos de los escasos incidentes registrados hasta el mediodía.
En la mayoría de las ciudades los electores, que por ley están obligados a votar, acudieron a las urnas sin el entusiasmo de la primera vuelta, cuando la disputa parecía más cerrada y los ánimos estaban más encendidos. Hoy las calles permanecían prácticamente vacías.
La amplia ventaja del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en las encuestas y el reducido número de estados que aún tienen que elegir a sus gobernadores pueden explicar en parte la apatía.
Lula, que aspira a la reelección, puede vencer las elecciones con cerca del 61 por ciento de los votos válidos, según las últimas encuestas, y dejar a su rival, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, con apenas el 39 por ciento.
Como en la primera vuelta, el 1 de octubre, los brasileños renovaron el Congreso y los legislativos regionales, y eligieron a los gobernadores de 27 estados, la movilización de los partidos fue significativamente inferior para la segunda ronda.
A diferencia de la primera vuelta, cuando decenas de militantes fueron detenidos por hacer proselitismo político en los colegios electorales o en sus proximidades, hoy casi no se registraron casos semejantes.
En Río de Janeiro, que amaneció bajo la lluvia y en la que el sol apenas apareció tímidamente, eran pocas las personas que vestían camisas con propaganda de sus candidatos o que cargaban banderas de sus partidos.
Los electores acudieron tranquila y ordenadamente a los colegios electorales, en los que había pocas filas, y prácticamente ni se cruzaron en su camino con militantes haciendo propaganda electoral.
Brasilia, cuyo gobernador ya fue elegido, parecía, como todos los domingos en la capital del país, una ciudad fantasma, con poco movimiento en las calles y sin aglomeraciones en locales públicos.
En Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país, miles de personas y familias enteras hicieron fila desde temprano para depositar su voto y luego aprovechar el sol primaveral para dedicarse a otras actividades.
Mientras esperaban la hora de votar, muchos electores comentaban los resultados de las encuestas que vaticinan una abrumadora victoria de Lula, con una ventaja de más de veinte puntos.
"Ni ganas me dan de votar de pensar que ese hombre (Lula) va a ganar de nuevo", opinó una seguidora de Alckmin en el centro de votación situado en el Colegio Nuestra Señora de la Asunción, en el acomodado barrio de Jardins.
El único hecho grave reportado por las autoridades fue la muerte por infarto de un elector de 69 años cuando estaba en la fila esperando turno para teclear su voto en una urna electrónica en la ciudad de Recife, la capital de Pernambuco.
En un boletín que divulgó cuatro horas después de la apertura de los colegios, el Tribunal Superior Electoral informó de que, en unas elecciones sin incidentes, apenas había tenido que substituir 1.032 urnas electrónicas que presentaron fallas técnicas, lo que representa un 0,29 por ciento de las 361.431 utilizadas.
Las autoridades electorales informaron de que en algunos colegios en el estado de Minas Gerais fue necesario acudir a la antigua urna de lona y al voto de papeleta debido a que fue imposible sustituir las defectuosas por otras urnas electrónicas.
El tribunal informó igualmente de que una urna electrónica fue robada en el estado amazónico de Rondonia y que los electores de un colegio electoral en Porto Velho no han podido votar debido a que un fiscal de votación abandonó el local con la lista de votantes.
Además, las elecciones en la aldea indígena de Fontoura, en el estado de Tocantins, comenzaron con atraso ante las dificultades para transportar las urnas hasta ese local aislado.
Lo mismo ocurrió en la localidad amazónica de Guajará ya que el avión del Ejército que transportaría la urna tuvo problemas para despegar. EFE