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Clausuran Atanor por contaminación en San Nicolás: Glifosato, metales pesados y desobediencia judicial
Tras una inspección que reveló vertidos ilegales de sustancias tóxicas al RÃo Paraná, la Autoridad del Agua bonaerense clausuró la planta de Atanor. Vecinos, ONG y especialistas exigen consecuencias penales y rechazan que el predio siga almacenando agroquÃmicos.
Hace 6 horas.
La Autoridad del Agua (ADA) de la provincia de Buenos Aires ordenó la clausura total preventiva del predio de Atanor en San Nicolás, tras comprobar graves violaciones a las normas ambientales. La decisión se tomó luego de que una inspección oficial, realizada el 9 de junio, detectara contaminantes peligrosos vertidos sin autorización al Río Paraná.
Los análisis de laboratorio confirmaron la presencia de glifosato, AMPA, atrazina, metolacloro, imazetapir, y sustancias prohibidas como el clorpirifos, además de fenoles, SAAM, SSEE y metales pesados como arsénico, plomo y cromo. Todo esto fue arrojado al río sin el debido permiso, en un acto deliberado de contaminación industrial, según confirmó la propia autoridad provincial.
La denuncia, impulsada por la comunidad local, FOMEA y Greenpeace, finalmente derivó en una sanción administrativa contundente. Agostina Rossi Serra, de Greenpeace, advirtió: “Los análisis comprobaron lo que Atanor negó: hubo agroquímicos y metales pesados en los efluentes”. Por su parte, el abogado Fabián Maggi, representante de vecinos, fue más allá: “Este no fue un incidente. Fue un acto sistemático y clandestino. Es desobediencia judicial y debe tener consecuencias penales claras”.
La resolución del ADA exige a la empresa:
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Clausura total en 24 horas.
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Cegado inmediato del ducto industrial.
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Retiro de los líquidos contaminantes por terceros autorizados.
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Presentación de un plan para desmantelar la planta.
Presionada por el repudio público, Atanor anunció que relocalizará su producción, pero mantendrá un centro logístico de agroquímicos en el predio clausurado. La comunidad rechaza esta medida por el riesgo que implica almacenar tóxicos en una zona densamente poblada y frente a una escuela.
“El traslado no es una solución, es un intento de maquillar el desastre ambiental sin hacerse cargo del daño generado”, advirtió Rossi Serra. El pasivo ambiental queda, los contaminantes también. Y el peligro sigue vivo.