Con ganas de ser el primero

 

Hay sabores que levantan el ánimo y nos ponen sonrisas que emanan desde el sabor. En Butter Queen se juega todas sus cartas a que la tentación sea con gozo con la horma de alfajores artesanales.

Como las hadas de las historias, en Butter Queen hay un despliegue para el que, parece, esconder las varitas máginas que lanzan polvo de estrellas por doquier. No necesita más para seguir ejerciendo la magia encantadora de cajita de música.
Como una reversión de Hansel Y Gretel, las experiencias dulces son irresistibles. Hay magia de leyenda para  encontrar nuevos sabores para endulzar a la clientela. Esa fue la ambición de Agustin Cruz De Giovanni, un chef de 24 años que ya lleva explorando las lides de la cuisine desde hace 4 años. Todo comenzó por el 2016 cuando comenzó la carrera de profesional gastronómico en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG). Desde ese entonces se arriesgó en la batalla de los fuegos y las ollas. Desde la experiencia alocada de un buffet de cub, pasando por Tea Connection o Manush en Bariloche. También fue ayudante de pastelero en Maru Botana donde encontró afinidad con la pastelería… esa inspiración no pudo esperar y afloró en medio de la cuarentena para desarrollar calidad en una experiencia que explota de sutileza rotunda en un sabor del alfajor santafesino clásico. Pero allí no quedó la iniciativa. Al poco tiempo la imaginación le puso vestuario de cacao… y shhhh, no te digo que yo ya probé el de pistacho…
Tres capas de cacao intenso -que cuando las probas se convierten en miles-, dulce de leche en cada hueco y, por si te quedaste con las ganas de más, un glaseado artesanal que lo convierte en un témpano de chocolate que un bocado digno del Titanic va a tener que romper.

El alfajor santafesino es una receta que se volvió tradición y representa a todo el país. La elaboración de los típicos alfajores santafesinos comenzó en 1851 en un local ubicado a pocos metros del Cabildo. Su dueño se llamaba Hermenegildo Zuviría a quien apodaban “Merengo”. El apodo surgió por el tipo de alfajor que elaboraba con merengue y la vestimenta toda de blanco… siendo este el primer alfajor del país
Hay tanto más que probar: para cumpleaños o eventos, para las locuras novedosas que se te ocurran y, sobre todo, para explorar en esa magia que aún puebla algunos rincones dignos de ser hallados.