Mi casa de Giles

 



Historias de la alcurnia ganadera nacional. Paisajes tradicionales del campo argentino. Experiencia gaucha de la auténtica. Vida local y descanso en una estancia casi propia. Eso es El Pentágono, la primera propuesta auténtica de turismo de estancia donde te vas a tu casa.

Viajar es exprimir la curiosidad. No hay aburrimiento posible para el inquieto. Allí donde hay experiencias, hay aprendizaje. Esa senda se recorre en la Establecimiento “El Pentágono” en el Pueblo de San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires, donde se abren las tranqueras para vivir sin puesta en escena la verdad del campo argentino en la propuesta turistica.
Hay estancia, hay ganado y cultivo, hay molino y casco, hay caballos y tractores, hay forraje y mate, hay hogar a leña apto para las historias. La historia se remonta a cuando el campo era tan inmenso que se derribaban las barreras demográficas que dividen catastralmente las localidades hoy.
El proyecto fue creada desde la innovación, combinando sacrificio y dedicación con el objetivo de producir máxima calidad, respetando tradiciones familiares. Con esa premisa desarrollaron una explotación agropecuaria de valor para la región. Con ese bagage de historias personales, desarrollo productivo, estrategias agroempresarias, calidez humana y mucho saber acumulado se abren las tranqueras para que los visitantes puedan conocer el verdadero campo argentino en funcionamiento.

Gaucho de paso

Ponerse en la piel del productor del campo argentino no es una de las propuestas que el turismo de campo ha venido ofreciendo. Sentirse, de pronto, dueño por un rato de una casa en el medio de la pampa húmeda productiva bonaerense es un valor diferencial del proyecto que hace de la experiencia un valuarte exclusivo. Antiguas familias de campo, viajeros curiosos, citadinos empedernidos, turistas extranjeros… el interés por darse una panzada de campo real es variado. Puede transformarse en una estadía para vacacionar en este tiempo donde estar cerca es prioridad.
La casa que te aloja es enorme. Se encuentra dentro de un campo de 200 hectáreas a 5 km aproximadamente de San Andrés de Giles, y tiene una capacidad de hasta 8 personas.  La disposición es de living comedor, cocina y dos dormitorios en los cuales hay en cada uno una cama de dos plazas y dos individuales, contando además cada dormitorio con su propio baño. Se encuentra incluida la ropa blanca. En la cocina hay vajilla completa, así como elementos para cocinar, cocina industrial con planchetta, horno y carlitera, heladera con frezzer, y un frezzer grande aparte, que te mira y te llama: guardá la carne para el asado que quiere lucirse en la parrlla exterior. Para los locos que no pueden perderse en la vista por la ventana, hay TV led de 40” con DirecTVgo, Chromecast, un parlante para radio o música mediante Bluetooth, y WiFi. Pero todo lo que vale, está ahí afuera, te llena los pulmones apenas abrís la puerta. El parque tiene parrilla, un tanque preparado como piscina de nueve metros de diámetro, reposeras y una pequeña laguna con un muelle.
Trabajo ganadero que no cesa abarca pesaje, alimentación, plan sanitario y pariciones si el tiempo es el adecuado. Se podrán observar más de cabezas de ganado en las distintas etapas de crecimiento, desde el nacimiento, la re cria y hasta el engorde final. La recorrida permite deambular plantaciones con soja, maíz, trigo… 
Las caminatas imbuyen en la serendidad del lugar y promueven el avistaje de la fauna autóctona.
  Todo esto sucede apenas a una hora de Capital, lo que permite una jornada que derrumba el espíritu con la imponencia del atardecer. Un sitio que imprime, como en la yerra, ánimo de volver o de quedarte. De sentirte dueño de un campo propio con el sol marcando la ruta.