24/10/2006 - Buenos Aires - La medida dispuesta por la fiscal Leyla Aguilar benefició a Alejandro Aguilera y Osvaldo Tapia, informaron fuentes judiciales.
Aguilera y Tapia pertenecen, respectivamente, a los gremios de los obreros de la construcción y de los camioneros, cuyos integrantes se enfrentaron con palos, piedras y armas de fuego en la finca "17 de octubre", a las afueras de Buenos Aires y adonde el martes último fueron trasladados los restos de Perón.
Con estas dos liberaciones son nueve las personas detenidas por esta causa, aunque la justicia busca a otras dos que también participaron en la ya denominada por los medios "batalla de San Vicente", en alusión al nombre de la localidad bonaerense en la que está situada la residencia que perteneció a Perón.
El juez César Melazo, que investiga la causa, dijo hoy que "no hay elementos" ni se "aportaron pruebas" para sostener que lo ocurrido fue un complot contra el Gobierno, como han sostenido funcionarios del Ejecutivo.
La opinión del magistrado, en coincidencia con la de la fiscal, motivó la respuesta del ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien insistió en que los disturbios, que dejaron 59 heridos, fueron organizados para perjudicar al presidente argentino, Néstor Kirchner.
"El juez y la fiscal no deberían hablar porque no conocen los elementos que nosotros estamos evaluando", afirmó.
"No tengan dudas de que fue armado. Sabemos cómo fue financiado, a la hora que llegaron, en qué condiciones llegaron, quién les financió el alcohol, quién les financió la droga y quién les dio los palos cortados todos del mismo tamaño", remarcó Aníbal Fernández.
Aunque sin identificarles, el peronista Néstor Kirchner ha responsabilizado por los disturbios a sectores que quieren "impedir los avances" del Gobierno, mientras que la oposición culpó de los enfrentamientos al propio jefe del Estado.
La Confederación General del Trabajo, la mayor central sindical de Argentina, ha repudiado los desmanes y defendido a su máximo dirigente, Hugo Moyano, cuyo liderazgo ha quedado en jaque tras los enfrentamientos. EFE