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Adiós a Ronnie Scott, el piloto argentino que voló contra el nazismo y vivió 107 años de historia
Nacido en Villa Devoto en 1917, Ronald David Scott fue uno de los cinco mil argentinos que se ofrecieron como voluntarios para combatir a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Fue piloto de Spitfire, formó parte de la marina británica, y regresó a Argentina para volar como comandante de AerolÃneas Argentinas. Su vida fue una travesÃa entre la guerra, los cielos y su tierra natal.
18-04-2025
A los 107 años, falleció Ronnie Scott, el aviador argentino que voló en los legendarios Spitfire y enfrentó a la Luftwaffe en plena Segunda Guerra Mundial. Su historia comenzó en Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires, donde nació en 1917, y donde también vivió sus últimos años. Su infancia estuvo marcada por la herencia de su madre inglesa y su padre escocés, un excombatiente en la guerra de los Boers.
Una experiencia clave lo marcó a los 14 años, cuando el Príncipe de Gales le pidió un agua tónica durante una visita a Argentina. Ese encuentro casual selló una admiración por Gran Bretaña que lo acompañaría siempre. En 1942, impulsado por un profundo rechazo al nazismo, se presentó como voluntario en la embajada británica. Quería combatir, pero no como cualquier piloto: se alistó en la Royal Navy para volar desde portaaviones.
Viajó a Inglaterra, se entrenó como piloto naval y participó en misiones de patrullaje y entrenamiento, donde los cazas británicos lo usaban como blanco móvil para mejorar su puntería. Voló aviones como el Tiger Moth, el Sea Skua y finalmente el Spitfire, su gran sueño. “Volar un Spitfire era tocar el cielo con las manos”, recordaba.
Aunque no participó en combates directos, estuvo cerca de la muerte cuando sus motores fallaron durante una práctica sobre el mar. Consideraba que esas situaciones extremas formaban parte de vivir. Tras la victoria aliada, en 1946 regresó a la Argentina con la tranquilidad de haber cumplido su misión. “Quería volver al país de gente buena”, decía.
En Buenos Aires trabajó en una textil, pero pronto siguió su vocación: fue piloto de Aeroposta Argentina y luego comandante en Aerolíneas Argentinas, donde acumuló 23.000 horas de vuelo. Fundador del sindicato APLA, también dejó huella en la defensa de los derechos laborales de los pilotos.
Se jubiló en 1978 y vivió en San Isidro hasta 2021, cuando volvió a su querido Villa Devoto. Tenía más de cien años y aún montaba bicicleta y jugaba a las bochas. Fue el piloto argentino más longevo de la Segunda Guerra Mundial y símbolo de una generación que no dudó en alzarse contra el horror.
Foto: La Nación