Sociedad | Series
El fenómeno de «Adolescencia»: Redes, violencia y la soledad emocional de una generación
La serie de Netflix "Adolescencia" ha sido vista por 25 millones de personas y ha puesto en debate el impacto de la virtualidad en niños y preadolescentes.
01-04-2025
La ficción y la realidad están cada vez más entrelazadas. "Adolescencia", la serie británica de Netflix que sigue a Jamie Miller, un joven de 13 años acusado de asesinato, ha generado un intenso debate sobre el papel de las redes sociales en la infancia y la adolescencia. Sin enfocarse en resolver el crimen, la historia expone la transformación psicológica de sus personajes y el peso de la masculinidad tóxica en la era digital.
El formato de la serie, filmada en plano secuencia, refuerza la sensación de claustrofobia e intensidad, sumergiendo al espectador en un mundo donde la virtualidad moldea identidades y comportamientos.
Un espejo de la realidad
Gabriela Varas, médica psiquiatra especializada en infanto-juvenil y coordinadora en la Universidad Católica de Córdoba, analizó el impacto de la serie en una entrevista con Cadena 3. Para la especialista, el fenómeno que retrata "Adolescencia" es reflejo de lo que ocurre fuera de la pantalla: "Nos identificamos porque muestra un mundo emocional revolucionado en los chicos, atravesado por un universo virtual donde quedan solos, con códigos que los adultos desconocemos y no logramos frenar".
Uno de los aspectos más perturbadores de la serie es la representación de la "manosfera", un submundo digital que propaga discursos de odio, rechazo al feminismo y violencia de género. En este espacio virtual, Jamie es acosado y manipulado, un escenario que, según Varas, "no está lejos de la realidad que muchos jóvenes enfrentan hoy".
Entre la hiperconectividad y la soledad
La especialista subrayó el cambio de paradigma en la crianza: "Antes, los padres regulaban todo: el televisor, los amigos, las salidas. Hoy, la virtualidad nos deja cortos. Creemos que porque están en casa están seguros, pero les llega un mundo que no pueden discernir".
En su consultorio, observa las consecuencias de este descontrol: "Hay chicos con autoestima bajísima, depresión, angustia, que no quieren ir a la escuela por acoso en redes o escraches por fotos. No estamos lejos de lo que muestra la serie".
Varas también mencionó la influencia de figuras como Andrew Tate, un influencer que promueve la violencia y el machismo en estos espacios digitales. "Las plataformas tienen responsabilidad en cuidar, pero hoy hay una falta de respeto por pactos globales de protección", advirtió.
Un llamado a la acción
El problema no solo radica en los jóvenes, sino en la desconexión emocional de los adultos. "No basta con lamentarse. Hay que pasar al ‘¿qué hacemos?’ ahora, cuando las cosas parecen estar bien", enfatizó Varas.
Propone que el primer paso es reducir el tiempo de exposición a la virtualidad y abrir espacios de diálogo sin minimizar lo que sienten los chicos. "Si los escuchás, hablan. No digamos ‘ya se te va a pasar’. Esto talla mal cuando es en exceso".
Para la psiquiatra, el desafío es colectivo: "No alcanza con pensar o hablar. Hay que bajar esto a la práctica de la crianza. Todavía estamos a tiempo".