Sociedad | Jubilados
Miércoles de protestas: Otra marcha y otro reclamo que pierde fuerza
El Congreso volvió a ser escenario de una movilización de jubilados y agrupaciones sociales, pero la sociedad ya no conecta con estos métodos. Las formas de reclamar también están cambiando.
24-04-2025
Una nueva protesta en los alrededores del Congreso de la Nación terminó como muchas otras: con empujones, gases y detenidos. La imagen, sin embargo, parece repetirse sin generar el impacto de otras épocas. El hartazgo social, la rutina del reclamo y un nuevo contexto político y cultural hacen que este tipo de manifestaciones pierdan fuerza y legitimidad.
Esta vez, fueron los jubilados agrupados en movimientos sociales quienes protagonizaron la marcha. Como cada miércoles, intentaron iniciar su ronda simbólica en la esquina de Rivadavia y Callao, pero se toparon con el protocolo antipiquetes que aplican de forma estricta las fuerzas de seguridad. Hubo al menos dos detenidos y varios manifestantes golpeados, en un operativo que incluyó vallas, gases y forcejeos.
Las consignas ya son conocidas: aumento de jubilaciones, cobertura total de medicamentos, rechazo a las reformas laboral y previsional, y paritarias libres. No obstante, el eco social de estas demandas parece haberse apagado. Mientras algunos medios transmitían en vivo, la mayoría de la ciudadanía seguía su rutina sin alterarse, e incluso mostrando desinterés o fastidio por los cortes y enfrentamientos.
Las organizaciones convocantes –como la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y agrupaciones como el Movimiento Evita o la CCC– no movilizaron masivamente. Solo enviaron representantes. Lo mismo ocurrió con las dos CTA. La estrategia parece haber mutado del protagonismo multitudinario al acompañamiento simbólico.
Además, el contexto nacional ha cambiado. Con un gobierno que aplica políticas de fuerte ajuste económico y promueve la libre circulación sin piquetes, la sociedad se alinea cada vez más con la idea de “orden” y se aleja de la empatía por este tipo de protestas que, según algunas voces, “ya no representan a la mayoría”.
Desde el Ministerio de Seguridad, informaron que se seguirá garantizando la libre circulación y se sostendrá con firmeza el protocolo, evitando “provocaciones”, pero haciendo cumplir las normas vigentes.
Mientras tanto, los manifestantes insisten en sostener su agenda. Pero la pregunta que flota, tanto en los medios como en la calle, es: ¿Tiene sentido seguir protestando con las formas del pasado en un país que ya no es el mismo?