Sociedad | Vejez indigna
Una ley que maquilla la miseria de millones de jubilados
Aunque el Congreso aprobó una suba de haberes y del bono previsional, el aumento apenas alcanza para maquillar la crisis. El sistema jubilatorio argentino sigue siendo una estructura frágil que no garantiza una vejez digna.
Hace 19 horas.
El Senado convirtió en ley el proyecto que propone elevar los haberes jubilatorios y aumentar el bono previsional, congelado desde hace meses. La medida, celebrada por algunos sectores políticos como un avance, solo logra maquillar una realidad mucho más dura: la de millones de jubilados que siguen viviendo en condiciones precarias.
La iniciativa, sancionada con 52 votos afirmativos, establece un incremento del 7,2% en los haberes y lleva el bono mensual de $70.000 a $110.000. Con este ajuste, la jubilación mínima quedaría en $441.564, contemplando el bono. Pero si se compara con la inflación y el costo de vida real, el impacto es prácticamente simbólico.
A pesar de su aprobación legislativa, el presidente Javier Milei anticipó que vetará la norma, abriendo un escenario de tensión política y posible judicialización. En cualquier caso, el verdadero problema está en el modelo previsional en sí mismo, que desde hace años no logra ser sustentable ni justo.
Hoy, un jubilado con la mínima cobra $309.294,79 más el bono de $70.000, totalizando $379.294,79. Con el nuevo esquema, el aumento sería del 16,4%. En paralelo, quienes cobran la PUAM (Pensión Universal para el Adulto Mayor) pasarían de $247.436 a $317.436, y los haberes máximos subirían a poco más de $2.231.000.
Pero más allá de los números, la realidad de los adultos mayores sigue siendo alarmante. El sistema jubilatorio está roto, y ningún parche temporal podrá ocultar la falta de una reforma estructural seria que contemple la dignidad, la salud y el bienestar de quienes trabajaron toda su vida.