LEER E IMAGINAR PARA QUERER A VENEZUELA

Adaptación: Vielizer Rengifo

Ilustración: Morella Fuenmayor

Araguaney	Apamate

Hace muchos años cuando las tribus indígenas de los Toromainas y los Caracas, habitaban el valle ubicado al pie del cerro El Ávila, o  “Guaraira Repano”, hubo una sequía muy fuerte, que creó gran alarma entre los habitantes de la región.

La joven Araguaney, Reina de la tribu, sufría por la desesperación de su pueblo. Por eso, una noche decidió salir acompañada de cien doncellas y trescientos guerreros a invocar a la Luna y al Sol, para que viniera la lluvia, pero el verano  y la sequía continuaban.

La reina Araguaney llamó a su pueblo, les ordenó cantar, gritar y tocar los tambores, se hizo un esfuerzo supremo, pero todo seguía triste y la resistencia del pueblo flaqueaba, los animales enflaquecían y la vegetación se secaba.

La joven Reina convocó entonces a las tribus vecinas e hizo marchar sus legiones unidas a las de su pueblo, resonaban los gritos, los cantos y los tambores, pero la sequía solo dejaba la presencia de un llanto de verano.

Por eso, la Reina decidió un día invocar al lucero de la mañana, y en su ruego le dijo:

-Lucero azul de la mañana, tú que sabes despertar a mi pueblo y sabes anunciar el azul primero, tráeme la lluvia que yo espero.

Al amanecer, entre la media luz del bosque seco, salió el espectro de un viejo indio, antiguo patriarca de la tribu. Ella se arrodilló ante él diciéndole:

-Piache Maestro, de miles lunas atrás nacido, salva a mi pueblo.

El viejo sonrió y le comunicó que había oído sus plegarias, gritos, cantos y llantos y por considerarla una reina digna de su pueblo, le dijo:

-Ven conmigo. ¿Conoces esta piedra?

Y ella le respondió:

-Sí, es la Peña de Catuche.

El viejo siguió hablando:

-¿Quieres que surja un manantial de las entrañas del suelo? ¿Quieres la lluvia de las alturas del cielo? ¿Quieres que nazcan hojas verdes de los árboles y plantas tiernas llenas de colorido por sus flores delicadas? ¿Estás dispuesta a sacrificar todo por tu pueblo? 

-Sí, estoy dispuesta, le contestó.

-Entonces te convertirás en un árbol, que nacerá en este cerro, se propagará por todo el valle y las regiones vecinas y así evitarás la sequía a través del tiempo.

La Reina respondió:

-Sí, quiero ser árbol de color impresionante, que refleje la expresión de la aurora y el alma del lucero matutino y que las doncellas de mi cortejo se conviertan en árboles de flores moradas para recordar lo que sufrió mi pueblo, y que mi fe en el lucero se transforme en un río de agua fresca y cristalina, que haga olvidar el sufrimiento.

-Entonces yo te diré lo que tienes que hacer.

El anciano la tomó de la mano y la llevó hasta la Peña del Catuche y le dijo que empujara con fuerza la roca. Ella colocó sus manos y la roca rodó con tremendo estruendo, luego brotó un manantial cristalino y se vieron en el cielo relámpagos, se oyeron la tempestad, y el trueno, y la lluvia se derramó de lo alto.

Al día siguiente, un árbol de Araguaney se levantaba en la cumbre del cerro, el río Catuche formaba cauce hacia el valle, y los árboles de Apamate con sus flores moradas, surcaban parte del cerro y del valle.

Nunca más nadie vio a la joven Reina.

Desde entonces, el río es fuente de agua potable, los árboles de Araguaney verdes y amarillos siguen creciendo en el camino que marca tierra adentro y los Apamates con sus flores moradas le siguen formando cortejo, mientras el Sol y la Luna, llenos de risa y amor, contemplan el milagro que un día ocurrió en el cielo y en el valle caraqueño.

En: Fundación del Niño. (1998). Vamos a leer un cuento… Año II, Número 19, Ed. Primavera: Caracas (Venezuela)

SABÍAS QUE…

Ø      Del 21 de diciembre de 2007 al 21 de enero de 2008, en Cumaná, Edo. Sucre, se llevó a cabo una exposición de piezas artísticas realizadas en cerámica y otros materiales de las artes de fuego e inspiradas en cuentos, mitos y leyendas indígenas venezolanas. Ø      La artista Emma Flor González tituló su creación: “La India del Catuche, Reina Araguaney” y usó la técnica de  modelado con cintas y espirales; esmaltes y englobes. Se inspiró en la bellísima leyenda “La india del Catuche” Tomado de:  http://artesterragrescumana.   Blogspot.com	Ø       Los indígenas   Caracas y Toromainas llamaban Catuche al árbol guanábano y así llamaron también a la quebrada que baja del Ávila porque en sus orillas crecían esos árboles frutales.  Ø       La guanábana es originaria de  Sudamérica y fue uno de los primeros árboles frutales  introducidos a Europa. Ø       La pulpa se recomienda a los hipertensos, obesos, cardíacos y diabéticos; además  tiene un látex que contribuye a mejorar el estreñimiento crónico y otros problemas del aparato digestivo. Ø       En la corteza, hojas, flores, fruto y semillas de este árbol, se descubrieron propiedades medicinales útiles en el combate de cánceres del páncreas, pulmones y próstata. Ø       Las semillas pulverizadas se utilizan como repelentes de insectos y las hojas se usan para combatir los piojos. El Siglo Digital  Publicado por Eduardo Chevez	Ø       El árbol Araguaney ha sido decretado como un símbolo nacional de Venezuela. El nombre es de origen indígena  Caribe. Ø       Puede alcanzar hasta 1.200 mts. de altura Ø       La floración se presenta después de botar sus hojas por la sequía, es masiva y dura varios días y todos los árboles del área florecen a la misma vez, Su madera es muy dura y compacta. Si se lanza al agua un pedazo del árbol, éste se hunde como una roca. El Araguaney se ha usado para postes en las calles y también para la construcción de los ferrocarriles, por su dureza y solidez.