2cartógrafos

Presentación de "poemas literales", de María Reineri.

08:57 PM, 18/4/2009 .. Publicado en Comentario de libros .. 0 comentarios .. Link

poemas literales; María Reineri. Cartografías Ediciones. 2009. 63 p.

 

Hubo un momento, dicen los especialistas en literatura, en que el arte de la poesía alcanzó la perfección. Esa cúspide de la lírica, ese rendimiento prodigioso propiciado por los simbolistas franceses, por Rimbaud, por Mallarmé, fue también un límite. A partir de entonces, dicen los críticos especializados, cuando la libertad suprema de los poetas produjo una poesía pura, una forma lingüística sin determinaciones de ninguna índole, la poesía se quedó sin público. Hoy, dice Edgardo Dobry, el poeta es un “sacerdote sin más feligresía que su propio gremio”; dicho de otro modo, la poesía sólo le interesa a los poetas.

 

Que la poesía haya alcanzado su pureza quiere decir que no tematiza lo real, que no es vehículo de emociones, que no expresa nada ajeno a ella sino que exhibe una formación lingüística rigurosa y completamente distinta a cualquier uso del lenguaje conocido, diferente incluso de las formas poéticas tradicionales, con su metro, sus esquemas de rima, sus “figuras de uso”. Una poesía así, original y excelsa, es, por su misma singularidad, intratable para cualquier lector que no sea un especialista en la materia.

 

La osadía formal de Mallarmé y de Rimbaud es un límite pero no por ello el final de la poesía; lo que ellos fijaron, lo sepan o no los que escriben poesía a partir de entonces, es la idea de que un poema es un discurso para el cual ninguna restricción tiene vigencia, un espacio en el que el poeta hace lo que quiere o, como dice María Reineri en su libro, lo que puede, pero sin más obligaciones que la fidelidad consigo mismo, con un deseo o necesidad propio de decir.

 

La misma libertad que llevó a algunos poetas a hacer una poesía que encuentra su fundamento en sí misma, llevó a otros a la búsqueda de formas poéticas menos transgresoras, más atentas a la posibilidad de comunicación con el lector. Y si una de las claves del hermetismo de cierta poesía es el uso de un lenguaje figurado llevado al extremo, una manera de retornar a cierta claridad semántica es el uso de un lenguaje predominantemente denotativo, literal. Ese es justamente el adjetivo que califica a la poesía de María desde el título del libro. Sus poemas serían literales en la medida en que no hay que buscar tras cada palabra una clave simbólica o alegórica. Hay una torta de cumpleaños, un desodorante a bolita, una plancha, y todos los objetos funcionan en tanto que tales aunque eso no implica, como se verá enseguida, que la mención de cosas concretas limite el poder de significación de los poemas. Por el contrario, incorporados a las escenas domésticas y en relación con determinados personajes, los objetos, su mera mención (una cinta de atar el pelo o un trozo de pan) adquieren una densidad emotiva que punza tan profundamente el corazón que amenaza con el quiebre de la voz.

 

Punza el corazón y amenaza con quebrar la voz, dije, un poco ambiguamente. ¿Pero el corazón de quién?, dirán ustedes; ¿y qué voz? El corazón y la voz del que lee, ¿pero el suyo, su corazón, su voz cuando lee, o la nuestra, la del lector que se encuentra con el libro?, nos seguimos preguntando. Me parece que el singularísimo mérito de los poemas de este libro es que no lo sabemos bien del todo, o mejor dicho, que lo que sucede es que nuestra voz y la de la autora, su corazón y el nuestro se funden y confunden en algún punto por obra de la poesía. Cuando se oye a su autora leer ciertos poemas, sobre todo los de la sección titulada “La familia”, su voz corre peligro de quebrarse pero la punción en el corazón la sentimos nosotros; eso no impide que luego, al leer ciertos poemas, como por ejemplo el que lleva por título “Feliz cumpleaños”, nuestra voz flaquee porque de algún modo sentimos el estremecimiento del corazón de quien lo escribió. Un poema, dice Jacques Derrida, es algo que se aprende de corazón, con el corazón. Un poema es como un erizo, una forma compacta que al rozarnos nos hiere, nos hinca y, lastimándonos, deja su huella. Un poema es algo que queremos captar completamente, tal cual es de principio a fin, aprenderlo de memoria, pero no porque lo pensemos, porque vayamos aprendiendo sus partes; el poema es algo con lo que chocamos, algo que nos desacomoda y hiere y que percibimos como una unidad que nos afecta de un solo golpe. Así funcionan, me parece, estos poemas literales.

 

Me propuse no leer ningún poema del libro para no quitarles el encanto de oírlos de la voz de su autora. Sucede que los poemas de María encuentran en el modo en que ella los lee y en el tono de su voz el cause más perfecto. El hombre era parecido a su voz, dice Borges de uno de sus personajes. Aquí deberíamos decir que la voz de esta mujer se parece a sus poemas o que los poemas se parecen a la voz de su autora.

Ésta es una voz de mujer y su tema es la mujer que habla y también las demás mujeres. Es como si el libro siguiese un camino que va del interior al exterior y del origen de una vida al presente de ese yo poético: primero se evoca un origen, la fundación del núcleo familiar a partir de la recuperación imaginaria de escenas en las que la voz poética imagina el nacimiento y los primeros años de vida de sus hermanos mayores y luego el suyo a partir de fotos. Luego, están los poemas agrupados bajo el subtítulo “El amor”, en los que una niña y luego una joven comienzan a salir de sí mismas para ser con otros. Más adelante, en el apartado que lleva por título “El trabajo”, la misma mujer hace su ingreso al mundo laboral y cuenta lo que gana, lo que pierde y lo que conserva de sí ante el Estado que le da sustento pero que a cambio pide demasiado. Cada texto está precedido de una fecha o de una indicación circunstancial: el día del primer cumpleaños, el año en que por primera vez pensó en el amor, la fecha del primer cobro de sueldo, el día en que se fue de su casa para independizarse. Esto permite armar una suerte de biografía vivencial de la mujer que habla y nos da la posibilidad de seguirla a lo largo del tiempo y en sus distintas facetas. La penúltima de ellas es su relación con sus congéneres que se hace presente en la serie de poemas agrupados bajo el título “Algunas mujeres”. Aquí aparecen tipos y estereotipos de mujeres que son desestabilizados a partir de procedimientos como el humor, la fina ironía o la crítica abierta. Por ejemplo, ¿qué hacer con la clase de mujer de la que se espera que llore con la novela o viva esperando al príncipe azul? ¿Cómo correrse de ese modelo sin dejar por ello de ser una mujer con atributos fuertes? ¿Cómo hacer una poesía de la mujer que no sea militante, que ataque los estereotipos femeninos pero que no traicione al género? Poesía femenina pero no feminista, libre de la obligación de reivindicar al género (como la de los varones) pero sin dejar de ser una poesía de la mujer. Estos son los temas del último apartado del libro titulado “La poesía que puedo”. Aquí, una mujer se propone decir la palabra que la salvará, la palabra esencial, poética,  con la misma voz con la que pide papas o cebollas en la verdulería.    

 

No quiero dejar de mencionar, para finalizar, una coincidencia que tal vez no sea totalmente producto del azar. Hay un libro de Silvio Mattoni, Poemas sentimentales, que no sé si María leyó, que comienza con una cita de Friedrich Schlegel que aconseja dejar de lado el sentido peyorativo del adjetivo sentimental para poder abrirse a una poesía que tenga ese atributo. Hay además un poema de José Di Marco titulado “Literal”, que no sé si María conoce, que propone dejar de lado el uso abusivo de la metáfora y el lenguaje figurado para nombrar las cosas directamente. Es como si María, que es de la generación inmediatamente posterior a la de los dos escritores mencionados, hubiese seguido esos concejos que, más allá de estar explicitados por estos dos autores, se encuentran tal vez en el aire poético de la actualidad, un aire menos enrarecido y neblinoso que el de los simbolistas, más claro, diáfano y respirable para los lectores. Así que ahora oiremos poemas literales, poemas sentimentales, en un espacio en el que poeta y lectores tal vez comenzamos a reencontrarnos.

 

                                                                                    P.D.


Publicar Comentario

{ Página Anterior } { Página 24 de 38 } { Próxima Página }

Acerca de Mi

Home
Mi Perfil
Archivos
Amigos
Mi Album de Fotos

Links

Revista Cartografías
nueva dirección de este blog

Categorias

Comentario de libros
Poemas

Publicaciones Recientes

nos mudamos acá: http://2cartografos.posterous.com
Poemas de Detalles sobre las moscas en el alambre
Lo que los niños cuentan a los niños
Testigos del presente. Seis notas sobre Criaturas del furor, de Rudyard Killing
Poemas de José Di Marco, del libro Una música anterior
Presentación de Una música anterior, de José Di Marco. Editorial Recovecos. Córdoba. 2010.
Vidas rotas, de María Virginia Emma. Editorial Cartografías. 2010. 150 págs.
Sobre "Hoteles", de Pablo Dema
Gente de mi edad. Una lectura de El asesino de chanchos, de Luciano Lamberti. Editorial Tamarisco. Buenos Aires. 2010. 99. Pág.
Arte del presente y elogio de la lectura. Sobre De piedra o de fuego, de Pablo Dema
El deseo y el amor: pasiones gemelas del poema
Conjeturas poéticas de Antonio Tello
tabaco mariposa
Letras modernas; David Joel Voloj; Ediciones Recovecos (Cba.); 110 pág.
Suenan campanas en el cosmos
Lo que llama en medio de la noche. Sobre Videla, de Alejandro Schmidt, ediciones Recovecos, Córdoba, 2007, 58 páginas
Acerca de "Hadrones", de Diego Vigna. Editorial Recovecos. Córdoba. 119 págs.
Un canto desviado. Sobre "Vuelve", de Lucas Tejerina
Sobre "Un oso Polar", carta abierta a Pablo Natale
Rocamora: un poema de Alejo Carbonell
Selección de Poemas de César Cantoni (La Plata, 1951)
Cuando lo joven puede ser nuevo. A propósito de una antología de reciente publicación
Poemas de María Reineri
Presentación de "poemas literales", de María Reineri.
Notas al paso (II)
Notas al paso (I)
Decir la muerte, escribir la vida. Sobre Los caballos de Isabel, de Marcelo Dugheti
Poemas de Osvaldo Guevara
Sin pena en la palabra, de Osvaldo Guevara
Sebald, Larrosa, Benjamin, Paul De Man, las vacaciones, la lectura, la amistad, este blog…
Rocamora. Una lectura
Selección de poemas de Pablo Anadón
Aquí, con su palabra, en este mundo
Ambigua dulzura
Presentación "Lírica en trámite"
El humo
Aparecidas
Círculo de sombra, de Mary Calviño

Amigos