Poemas de Osvaldo Guevara
POEMAS DE OSVALDO GUEVARA
Sin pena en la palabra
Aunque me curve el desaliento
como un alud de piedras negras
no se lo cuento a mis palabras.
Escribir triste
es seguir derramando un vino amargo
sobre el mantel del mundo
ya mortalmente percudido.
Pero tal vez
ciertas almas piadosas que me leen
vengan a investigar mis lagrimales
y acaben demostrándome que mis palabras
no sobrevuelan tan livianamente
las aguas del naufragio
como quiero creer.
Poetas
“…un sujeto en el que lo humano tiene tiempos de cambio muy diferentes al de los organismos artificiales.”
Me escriben cartas fraternales
sobre mis libros.
Cuando nos encontramos
su mano brilla en mi hombro como una charretera.
Pero
“es demasiado humano”
cuchichean
olímpicos.
El poeta y el hombre
en mí caminan con el mismo paso.
(Plumajes altaneros
no garantizan vuelos altos.)
Poesía Eres Tú
Esos poetas
que parecieran ser los únicos
en saber
a ciencia cierta
o ciencia infusa
qué es la poesía
y hablan de ella
parados
en el último eslabón de las gradas
que conducen al templo.
Esos poetas…
Yo no sé lo que es la poesía.
Tal vez
mi poesía sí
y no sepa decírmelo.
Caídas
Caen
las hojas del otoño
caen.
Son las primeras
pero usan ya la vejez
de las últimas.
Tienen de mí
el temblor friolento
la sensación de finitud
el peso
junto al ansia
de subir.
Se parecen a esas cartas de amor
que sólo releerá el olvido.
Están las que retardan
la consumación
de su caída:
aguardan entre las ramas
con mareos
de alambristas escuálidas.
Viajan sobre los automóviles
inciertas como guantes
que han perdido sus manos.
Cómo evitar
que algo de tanto otoño caiga
en mis aguas inmóviles.
Barridas
Pulvis et umbra sumus
Horacio
Encorvándose aun más
barre su vereda.
La escoba es en sus manos
una llama seca.
Sin contemplar la tarde
barre la tierra.
Espanta al perro impávido
que alza una pata aviesa
junto al árbol gris
que sueña acaso otras veredas.
Derrumbándose el crepúsculo
convierte al polvo de la calle en niebla.
Un carro oscurecido
cruje en sus ruedas.
El adulto mayor
barre su propia sombra
barre la luz que queda.
Tal vez piense que pronto no podrá
espantarse la tierra.
Migas
Desmigajando
un pan
alimento a mis visitantes
ingrávidos y ávidos.
Blandamente
el sol
picotea mi sombra
aletea en mis manos.
Estarme
así
toda la vida
resguardado por árboles y pájaros…
Músicas
Era el cuervo de Poe
inmóvil en el alba
a contraluz
sobre la rama más aguda
del árbol otoñal
ya sin hojas
finísimo.
Una agorera oscuridad
amedrentando los azules trémulos
era el pájaro.
Hasta que su canción
lo volvió la transparencia
manantial diamantino.
Y se alumbró de músicas el día
meciéndose al unísono
la sangre
con el latir del sol
el respirar del aire
los números del trino.
Nosotros
Ella y yo
ciertos días:
dos enfermos con sed
sobre la sal del mar
en el fondo de un bote a la deriva.
Superficies
El aroma a café con que renazco
cuando saltan las gotas de los trinos.
El abejeo del amanecer
entre cortinas y pocillos.
El damasco estallándome en el patio
desde el árbol copioso del vecino.
El cura -¿sin sotana?- por el barrio
(su bocinazo esquivo).
Quizá una bicicleta meciéndose en la senda
que desteje los yuyos del baldío.
El sobre aún por rasgar del poeta de Córdoba
merodeador de copas y corpiños.
El rumor de tu pelo por la casa
entrando en mí como un rocío.
La hoja yerma invocando
la catártica lluvia de los tipos.
Y tantas otras cosas
que hacen del alma un puro instinto.
Vivir sin penetrar las superficies:
qué profundo ejercicio.
Picaflor
Indeciso entre pájaro y destello,
aureola de la flor, burbuja errante,
danzarina girándula flotante,
remolino colgante de un cabello.
Aire en fino tropel, tierno atropello,
parpadear del silencio palpitante,
trompo casi en la mano, y tan distante,
musitar de minúsculo resuello.
Verlo en el patio de la casa quieta
es ahondar la tarde en un suspiro
sintiendo cómo el cuerpo me sujeta;
es anhelar un salto, un vuelo, un giro,
con la zozobra de un anacoreta
cautivo del deseo en su retiro.
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Comentario sin título
08:54 PM, 14/6/2009
.. Publicado por Mary
Muchas gracias, Josépablo, por "colgar" aquí los poemas de Guevara, que antes no había podido leer... Son de una belleza sabia y puntual. Hasta pronto.
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