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Rocamora: un poema de Alejo Carbonell

01:00 AM, 10/6/2009 .. Publicado en Poemas .. 0 comentarios .. Link

Rocamora

 

cuando hela sobre barro, llueve

Vaca Bevacqua

 

El cementerio es la tranquera

y ahora que lo dejamos atrás

vemos como se despereza

lo que queda dentro de la comarca

 

- la ventanilla empapada

la cortina bordó

como nosotros

más oscura por dentro-

 

la calle ancha anaranjada

por el sol tocando la fronda todavía.

 

En la terminal no hay remises

y lo sabía antes

de abandonar el estribo

ahora que vivo en una ciudad

que la lluvia no cubre completamente

puedo jactarme

de conocer estas verdades inservibles

 

rocamora

una palabra compuesta

que a mitad de recorrido se hace peatonal

 

derecho nomás

hasta ver el puerto

en un rato abren los negocios.

 

Una mujer sacude palmeras

y recoge el yatay que se desprende

tiene dos perros

una pollera de jean larga

y ojos europeos

que escrutan con vergüenza

 

a la derecha el banco:

no parece

pero siempre estuvo ahí.

 

Los ochenta transcurrieron en tres bares

lo morend y lo filipini

sobre rocamora

y el bandera verde

que no necesitaba dirección

 

en este boliche se comía de parado

al lado de la parrilla

el camboyano recibió una mano

que le llenó de lechuga la oreja

y se suspendió la pelea

el bocha le sacaba las tiras verdes con un trapo:

“perdoná loco, tenía tanto hambre que no solté el sanguche”

 

al lado está el pelotero

pero antes en este terreno

había canchas de paddle

y antes

vivió lópez jordán.

 

En urquiza y rocamora

- veníamos por rocamora, pero

se nombra primero a urquiza

no por chauvinismo, sino por elegancia-

 

de impecable blanco frigorífico

ríos lee el diario

con sus gruesos lentes

y sus gruesos bigotes

 

a mitad de cuadra

pintaron un mural

con la cara del chilo zaragoza

y es justo exigirles

que a partir de ahora

esta historia

que baja una línea

cada cuatro o cinco palabras

sea leída

con ese fondo de pantalla

pudiendo omitir

si lo desean

el nombre del diario

que está hojeando nuestro héroe.

 

Cruza una señora

con un paquete bajo el brazo

a los siete años estuvo toda una tarde

subida a un árbol del chaco

con un jabalí paciente debajo

nerviosa a los nueve

en la estación de trenes de santa fe

esperaba a su tía con un tapado rosa

para que la reconociera

a los diez se subía a un banquito

en la heladería

para llegar hasta los tachos

y lavarlos

a los veinticinco con un palo

enfrentó a los tacuara

en la calle y golpeó a un hombre

el hombre era su padre.

Ella es mi madre.

 

Mi madre es un libro

mi padre es un libro

juntos son un almuerzo

o las vacaciones en tanti.

 

             Pasa una bicicleta

rumbo a los barrios del balneario

la cámara seguirá su recorrido

primero con un plano de las ojotas celestes

 

                                                             - muy pocos logran un movimiento

circular

perfecto al pedalear

sin producir un accidente, leve,

cuando el tobillo

arriba

se esfuerza-

 

y el dobladillo del jogging

el ruido no viene de la cadena

sino de una tira de plástico

que toca los rayos:

un cencerro de mi ju

acompañando al baqueano.

 

Luego, en una toma en movimiento hacia atrás

los cabellos teñidos

la bolsa de los mandados

con la cuchara nueva

para que el albañil de la casa

termine la pieza

donde irá el piano

            hace cien años que la familia canta

antes

frotando la mugre contra las piedras del río

canta el albañil y canta

la peluquera

y la casa se modifica

todo el tiempo.

 

En la esquina de la plaza

hay un pingüino despintado de lata

invitando a tomar helados

y sólo la sorpresa

lo hace atractivo.

 

Otra vez

urquiza y rocamora

ríos ya se fue al mercado

queda la serpiente roja

alcanzada a medias por el sol

- paraavalanchas guardaganado -

sin bicicletas todavía.

 

No voy rápido:

las cuadras tienen setenta metros.

 

El umbandismo es barrial

y gusta del agua

por eso

en donde estaban los cines

hay salones

pero no iglesias.

            

             Empiezo ahora

             porque falta poco

Los panaderos anarquistas

se reunían en el despertar obrero:

hubo huesos dentro de ese horno.

 

También hubo biblioteca

Villafañe donó libros

que Calveyra leyó

con la luz de la mañana.

 

El obrero no despertó.

 

Los libros fueron donados

a una escuela

y quemados en los noventa

porque ocupaban lugar.

 

Acá

acá estaba el despertar

en el horno encontraron huesos humanos

pero las cenizas de los libros

estaban en la Normal.

 

Vamos hacia el este

aún queda una pequeña loma para ver el río

un horizonte al alcance de la mano

 

en este salón el vino

se tomaba

con una soda de burbujas gruesas

los viejos del asilo cagaban alegremente

al gurí del kiosco con el vuelto

y una vez le hicieron comer el papel

con la quiniela clandestina

al grito de policía.

 

Ni bar ni viejos

ni bochas

ni asilo ni quiniela

apenas el empleado del kiosco

los domingos da vueltas a la plaza

el asiento de atrás lleno de hijos

su mujer era preciosa

digo era

todavía vive.

 

En los porros adolescentes

creíamos ver un anillo de saturno entrerriano:

el horizonte cerca

y un poco más arriba

una manga de metal gris

por donde el granero

despachaba al mundo

pero eran noches

en que caminábamos sobre el vapor del frío

discutiendo ideas

“un hombre es una idea”

decía huguito

y el camboyano como una sentencia

completaba

“y también una bala”.

 

 

 

Alejo Carbonell, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1972. Este poema da título al libro publicado por Ediciones Recovecos, Córdoba, 2008

 

 



Selección de Poemas de César Cantoni (La Plata, 1951)

12:40 AM, 10/6/2009 .. Publicado en Poemas .. 0 comentarios .. Link

TULIPAS

 

Aún mojadas por la lluvia de ayer,

las tulipas atraen la mirada

hacia el jardín. Son un gesto carnal,

un testimonio inequívoco del mundo

en la luz que las envuelve.

 

Pero el observador no cede

frente al triunfo de lo real:

el ojo se vuelve inquisidor

en busca de respuestas

y la imaginación engendra monstruos

que se evaden del cuadro.

 

Las tulipas, en tanto,

no preguntan por qué,

para qué.

 

Simplemente se alzan

como airosas cabezas hacia el sol,

confiadas a su sola razón

de ser tulipas.

 

 

NOTAS PARA UNA POSIBLE ARTE POÉTICA

 

La palabra es

ambigua.

 

El ser,

contradictorio.

 

Lo real,

insondable.

 

La verdad,

esquiva.

 

Toda interpretación,

errónea.

 

 

César Cantoni

De El triunfo de lo real,

MEDICALGRAF, La Plata, 2001

 

 

 

 

27.04.05

 

Soy el eterno perdedor.

Perdí el empleo, la gorra y la paciencia.

Cada vez que aposté a un caballo,

se mancó en la largada.

Mi número de la suerte

no es nunca el elegido.

Y hasta en el juego del amor

mi corazón trabaja a pérdida.

De buena gana, me arrojaría ahora bajo el tren

de las nueve y treinta y uno que viene de Tolosa,

pero temo que no pase a horario.

 

(Soy el eterno perdedor)

 

 

02.05.05

 

No eras mi tipo, como se dice,

pero, de haber podido, te hubiera regalado

los jardines colgantes de Babilonia,

aquella noche, en la desolación

de un parador de ómnibus, en medio de la ruta,

mientras esperábamos rehacer la marcha

que nos devolvería a La Plata

y el verano se apagaba sin gloria.

 

(Epílogo para un viaje de vacaciones)

 

 

10.05.05

 

Si nada es gratuito

me animo a decir

que ese puntito negro,

esa pequeña deyección de mosca

en la testa brillante –magníficamente

tonsurada- del santo de yeso

que está sobre la cómoda, es una crítica

a la fe iconoclasta de la casa.

 

(Si nada es gratuito)

 

 

24.06.05

 

Ayer vino mi madre muerta a visitarme.

Vino vestida de entrecasa, con su gastado delantal a cuadros,

que colgaba de un gancho en la cocina.

No preguntó por nada ni por nadie. Simplemente,

quería saber si todo se encontraba en orden:

las camas tendidas, los cuartos ventilados,

las plantas podadas y con agua…

De paso, me recordó que la felicidad no dura,

que el amor es triste y duele demasiado

Y que, al final, sólo queda arreglárselas como se puede.

También me dijo que no comiera dulces

y, sobre todo, que me cuidara del invierno,

que, en invierno, el viento suele ser traicionero en las esquinas.

Después, cuando la tarde agonizaba,

salió a la calle, saludó a los vecinos como de costumbre

y se fue con su escolta de ángeles indulgentes.

Sí, ayer vino mi madre a visitarme.

 

(Ayer vino mi madre)

 

14.07.05

 

Pues bien, éste es el mundo conocido

y no hay prueba de otro por ahora.

Los aviones se estrellan, los barcos naufragan,

los trenes descarrilan… En la guerra,

en medio de un sismo, en el quirófano,

la gente agoniza lastimosamente o muere de golpe sin explicación.

Esta mañana, para ser preciso,

un camión, que llevaba hortalizas,

atropelló a la perra del diariero y le rompió una pata,

sumándole un nuevo dolor al devenir.

Si yo fuera católico, diría que el Supremo sabe lo que hace

y no jaquearía al dogma con preguntas.

Está claro. Pero he aquí que, en el fondo, sigo siendo un niño

y aún conservo la manía inquisidora

de abrirles la panza a los juguetes.

 

(Éste es el mundo)

 

 

26.07.05

 

1.

 

A unos se les revela la Virgen;

a otros, el Demonio.

A mí se me reveló la Nada.

Soy el nuevo gurú del siglo XXI

y hablo en nombre de lo que no es.

 

2.

 

Creo en el tiempo infinito,

no en la eternidad;

 

en la inmortalidad del cuerpo,

no del alma;

 

en la resurrección de los muertos,

pero sólo en este mundo.

 

3.

 

Mi dios me recuerda

que soy inmortal;

 

el carro fúnebre del tiempo

que voy a morir.

 

4.

 

No pediré perdón,

no seré absuelto,

no levitaré tras la muerte,

no reencarnaré en mi cuerpo ni en otro,

no resucitaré en lugar alguno.

 

Simplemente me despediré de ustedes,

convencido de que no volveremos a encontrarnos.

 

(Breviario de herejías)

 

 

07.08.05

 

Desolada y sin luz, como una cosa más

tirada a la vereda, entre latas

de cervezas vacías y preservativos,

asoma la mañana; esta mañana propia de domingo,

mientras todos duermen a sus anchas

y el diariero pasa por debajo de las puertas

las sórdidas crónicas del día.

 

(Desolada y sin luz)

 

 

12.09.05

 

No escribía al dictado del corazón,

sino del hígado cirroso.

No escribía para los hombres satisfechos,

sino para aquellos que sufren

la quemadura de la vida.

No escribía porque la poesía

fuera capaz de redimir al mundo,

sino porque estaba seguro

de que no existe salvación.

 

(Bukowski o le mal de vivre)

 

 

24.12.05

 

Un papá Noel sonríe al que lo mira

desde el escaparate reluciente

de una casa de regalos.

Con espíritu celebrante,

la gente se agolpa por la calle,

cargada de paquetes.

Sólo los perros, que duermen

plácidamente en la vereda,

permanecen ajenos al rito navideño.

La noche va cayendo ahora

y el cielo se puebla de bíblicas señales.

Entre el culto pagano y la fe cristiana,

la cruel realidad de los chicos que mendigan

sigue reclamando un redentor.

 

(Crónica de Nochebuena)

 

 

16.03.06

 

Nunca pude recordar el nombre de los coleópteros,

de los montes volcánicos, de los ciclones.

Últimamente, he olvidado el nombre de algunas mujeres,

de muchos libros, de ciertas disciplinas.

De a poco, ve voy quedando con las palabras justas,

las que aún son capaces de nombrar

la tragedia o los sueños,

mientras la realidad se adueña de lenguajes

cada vez más inútiles.

 

(Nunca pude recordar el nombre)

 

 

 

César Cantoni

De Diario de paso, Hespérides, La Plata, 2008



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